Béisbol nacional estudia la posibilidad de insertarse en ligas profesionales de Asia

El fracaso en el III Clásico Mundial pudiera ser la gota que colmó la copa. Desde hace años, especialistas del béisbol en la isla, off de record, se pronuncian para que el Gobierno permita la contratación de jugadores por parte de clubes profesionales.

Algunas de esas opiniones se vierten de manera pública. En 2012, en una entrevista realizada por el diario Trabajadores, el DT de la selección, Víctor Mesa, expresó que la pelota nacional pedía a gritos insertarse en ligas profesionales, para elevar su techo cualitativo.

En un concurrido espacio deportivo que se realiza los martes en el centro cultural Fresa y Chocolate, en la Calle 23 casi esquina a 12, en el Vedado, y donde interactúan aficionados, comentaristas, peloteros y directivos del deporte nacional, si en algo están de acuerdo los participantes es que beisbolistas del patio deben jugar en ligas foráneas.

Otro tanto sucede en programas deportivos de las emisoras Radio Rebelde y la COCO, en los cuales los aficionados comentan que para elevar el nivel deportivo es necesario abrirse al mundo. No solo en la pelota, también en otros deportes como el voleibol, el fútbol o el balonmano. No queda otro camino.

Incluso en los Lineamientos Económicos aprobados en el último congreso del Partido Comunista —esa especie de biblia oficial que contempla los pasos a seguir en las reformas del país—, uno de sus puntos plantea que “se estudia la posibilidad de contratación de atletas en el extranjero”.

El fracaso de Cuba en el III Clásico ha puesto de nuevo en el tapete esa opción. Según una fuente bien informada dentro del mundo beisbolero local, el proyecto no dormirá demasiado en una gaveta. A corto plazo, probablemente antes de fin de año, un equipo cubano, con nombre aún por determinar, podría insertarse en la liga de béisbol profesional de China Taipéi.

De no ser posible la inserción de una novena, se autorizaría a que jugadores de calibre se contraten en ligas asiáticas como la de Corea del Sur, Japón y la propia China Taipéi.

“Lo ideal sería que peloteros cubanos pudiesen jugar en el circuito del Caribe o Grandes Ligas de Estados Unidos. Pero hay trabas legales debido al bloqueo [embargo económico] que por ahora impide la contratación de jugadores cubanos”, comentó la misma fuente.

Desde que en 1962 Fidel Castro aboliera el béisbol profesional en Cuba, los peloteros no tenían otra opción que marcharse para jugar y ganar dinero en circuitos foráneos.

Las excepciones han sido Omar Linares —considerado el mejor beisbolista cubano después de 1959—, quien jugó tres campañas con los Dragones de Chunichi en la liga élite de Japón; y el formidable lanzador pinareño Pedro Luis Lazo, relevista de los Piratas de Campeche en el béisbol profesional mexicano.

Las absurdas restricciones han traído consigo que en los últimos 22 años, cerca de 250 peloteros, entre ellos talentos como Kendrys Morales, Aroldis Chapman, Yoenis Céspedes o Yasiel Puig, hayan huido de Cuba.

El años pasado, al menos once jugadores formados en escuelas deportivas de la Isla abrieron en el roster de 40 peloteros de primeros equipos de la Liga Nacional o la Liga Americana en la Gran Carpa. A final de temporada, algunos más habían subido al máximo nivel. Esto, sin contar que jugadores nacidos en Estados Unidos de padres cubanos, como el soberbio pitcher zurdo Gio González o el toletero Yonder Alonso, podrían competir con la casaca de las cuatro letras en Clásicos venideros.

Nuevos conceptos, nuevos horizontes

La pelota cubana no va a elevar su nivel con cambios cosméticos. Nada va a solucionar el nuevo modelo de Serie Nacional. A las grandes estrellas, dígase Yulieski Gourriell, Yasmani Tomás, José Fernández, José Dariel Abreu o Vladimir García, con condiciones para jugar en Grandes Ligas, los torneos locales hace rato les van quedando pequeños.

Para elevar el techo se debe, antes todo, dedicar recursos y los mejores preparadores a las categorías juveniles y de cadetes. Rescatar los más de 50 terrenos de béisbol, solo en La Habana, que se han perdido por falta de mantenimiento. Es algo positivo que desde el pasado mes de febrero, la televisión trasmita juegos de ligas internacionales. Está prevista incluso la difusión de partidos de la próxima temporada de las Mayores.

En Cuba hay una buena cantera de peloteros. Pero se debe pulir. Debemos aprender los últimos conceptos del béisbol moderno. Actualizarnos en materia de bibliografía y estadísticas avanzada. Los entrenadores de pitcheo y bateo deben nutrirse de elementos novedosos a la hora de enseñar el swing o el balanceo en la tabla de lanzar e incorporar lanzamientos como la splitter o la recta movida al repertorio de nuestros pitchers.

En Cuba se juega pelota hace más de 140 años. Si Dominicana, Venezuela o México a día de hoy tienen más calidad y jugadores al máximo nivel, la culpa es de Fidel Castro, que prefirió apostar por la pelota amateur.

La lección principal que debemos sacar del fracaso es que, de no insertarnos en ligas extranjeras y cuidar las categorías menores, la calidad del béisbol nacional seguirá en picada. Todavía estamos a tiempo de revertir la situación.

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