La sequía muestra su efecto negativo en Holguín

La sequía hidrológica que se mantiene en toda Cuba ha dejado los pastos de Holguín muy mermados, lo que se puede apreciar desde las carreteras.cuba_sequia

La prensa oficial reporta que en este mes de julio ha caído en el país un 63% de la media histórica de precipitaciones para el período. Los embalses están al 40% de su capacidad total.

Holguín, con un 45% de precipitaciones respecto de la media histórica, es la segunda provincia donde menos ha llovido, detrás de Artemisa.

El ganado famélico mueve sus mandíbulas sobre el terreno raso. Cualquier observador se pregunta si logra extraer algo de hierba.

“Ya no sabemos qué vamos a hacer. La yerba se acaba y también la caña que sembramos para forraje. Tenemos, entre tres productores familiares, 360 cabezas de ganado en siete caballerías. Pero esta zona es de pocas lluvias y ahora este año ha sido peor”, comenta Fernando Estepa, un usufructuario que ha tenido relativo éxito en su actividad.

Su finca ha progresado a buen ritmo, aunque admite que debe prepararse mejor para enfrentar períodos de sequía.

“Sembraré más forraje de varios tipos y la próxima me cogerá bien preparado”, dice. Su ganado, esencialmente vacuno, a simple vista se nota que necesita un mejoramiento genético. Y, aunque no está descuidado, se aprecia el impacto de la falta de alimento.

Por suerte, a cinco kilómetros de distancia de su finca existen varias caballerías ociosas, de inversión forestal. “Como soy disciplinado, fui a pedirle permiso a la Empresa Forestal y podré pastorear allí por un tiempo, al menos la mitad del ganado. Será costoso porque debo contratar varios trabajadores más, cuidar a los animales de los ladrones que acechan y hasta llevar el agua. Pero valdrá la pena porque de lo contrario tendré muchas pérdidas”, continúa.

Mayarí es un territorio privilegiado en materia hidráulica. Cuenta con numerosos ríos y arroyuelos, siempre corrientes. Su régimen pluviométrico es bueno, en comparación con otras regiones de la Isla, y posee dos grandes represas: la Nipe y la Mayarí. Esta última es la segunda inversión de importancia estratégica de la última década en el país, después del puerto del Mariel.

El trasvase pretende paliar las necesidades de agua para la agricultura y la ganadería, no solo en Mayarí, sino también en varias provincias orientales hasta Camagüey. Aún está en proceso de construcción, aunque ya hay numerosos tramos concluidos y el área del valle debajo del dique principal ofrece servicios de riego, tanto a la agricultura estatal como particular. Sin embargo, todavía lo que cubre no es una parte significativa de las áreas de cultivo y pastos, ni siquiera en el propio municipio Mayarí.

“Nosotros producíamos más de 100 litros de leche y con la seca apenas estamos ordeñando 40. El forraje que tengo es muy poco para tantos animales y no puedo priorizar la alimentación de las vacas como hacía antes. Por suerte, al menos tengo agua para darles de beber”, concluye Fernando Estepa.

También es visible el impacto negativo de la sequía en los cultivos varios. “Este año iba bien por esta zona. Llovió bastante en el primer trimestre y cogimos buenas cosechas de frijol y maíz temprano. Pero desde abril lo que han caído son algunos chubascos que no han mojado ni el polvo del camino. El maíz de primavera no ha dado nada y lo mismo pasa con todos los cultivos que tenemos en secano”, se queja Ramón, un joven campesino.

Aunque los expertos estiman que el agua embalsada en el país aumente a 3.716 millones de metros cúbicos al terminar este mes, según el diario Juventud Rebelde, todavía es poco para cubrir las necesidades de los cultivos, el ganado y el consumo de la población.

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