Vladimir Aguilera: “Me siento orgulloso de servir y proteger a la comunidad”

Exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad… 

“Aquí encontré mi verdadera vocación, es un trabajo difícil y arriesgado, pero me siento útil”, son estas las primeras palabras que escucho, cuando con orgullo habla de su profesión. “Me llamo Vladimir Aguilera Pérez y soy policía en la ciudad de Louisville, Kentucky”.

Le brillan los ojos cuando habla de la familia formada junto a su esposa Lucero y de la labor que realiza. “Mi profesión no es nada fácil, ni siquiera para los que me rodean. Para llegar s ser policía hay que pasar una serie de pruebas físicas y psicológicas. Después cuando eres aceptado entras a la Academia por seis meses y ahí es donde se pone difícil”.

¿Cuándo surge la vocación por ser policía?

“Ser policía siempre lo he llevado en la sangre, no solo porque mi padre biológico lo era en Cuba, sino también mi padre de crianza Manuel Félix. Tenía 9 años cuando llegamos a Estados Unidos y mis padres trabajaron duro para sacarnos adelante, a mi hermano y a mí. Ahí fue cuando empecé a querer una vida mejor para mi familia y empecé poco a poco para llegar a mi meta. Trabajé en limpieza, cocina, seguridad o conductor de buses escolares. Tuve hasta tres trabajos a la vez para poder pagar mis cosas y ayudar en la casa. Cuando decidí formar una familia con 22 años, supe que tenía que esforzarme y entonces mi esposa me dijo: “ya es tiempo de que sigas tu sueño de ser policía”, me ayudó y me apoyó siempre”.

Sin embargo, este trabajo entraña sacrificios

Policia

“Todos los días son diferentes, pero nunca fácil. Existe el miedo de que cada día hay una posibilidad de no volver a casa, de ver un cadáver o tener que arrestar un delincuente peligroso. No importa el día, las fechas, si es tu cumpleaños, cuando eres policía hay que sacrificar Navidad, aniversarios y días importantes para ti y tu familia”.

¿Qué proceso hay que seguir para ser policía?

“Después de aplicar y ser llamado, debes realizar una serie de pruebas y luego de ser aceptado entonces empiezas la academia, donde todos los días luchas, estudias, corres, peleas, y entrenas por seis meses hasta completar todos los exámenes. Ser policía no es para todo el mundo. Hay que amar esta profesión para poder despertar y ponerse todo lo que un policía lleva todos los días. Pero yo digo que no es nada fácil porque siempre el peligro está presente”.

Planes futuros

“Practicar esta profesión fue una bendición para mí porque no solo velo por la comunidad, sino que además disfruto lo que hago. Mis metas son crecer en mi trabajo, poder ser un ejemplo para mis hijos, proteger a la comunidad y que mi familia se sienta orgullosa de mí. Tanto mis padres como mi esposa se merecen no solo mi agradecimiento, sino que mi misión es que con un buen trabajo puedan sentirse orgullosos de lo que soy, a ellos gracias por ayudarme a vivir mis sueños”.

Por Yany Díaz, El Kentubano, edición 115, Febrero 2019

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