Rostros locales: Naturaleza y color, el viaje artístico de Eddy Dayan
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
Eddy Dayan Díaz Carril, nacido en Granma en 1975 y criado en Holguín desde los 10 años, se considera holguinero de corazón. En noviembre de 2023 llegó a Estados Unidos tras una compleja travesía por varios países, decidido a continuar su camino como artista plástico. Su amor por la pintura nació en la infancia, cuando con unas crayolas y rodeado de la naturaleza rural de Niquero descubrió que quería dedicar su vida al arte:

En Cuba pintabas y también decorabas, ¿qué etapa de tu trabajo allá guardas con más cariño?
A la decoración llegué por necesidad económica. Una amiga quería hacer una decoración en la terraza de su casa y me preguntó si me atrevía. Sin pensarlo dije que sí, aunque no sabía cómo proyectar el cemento. Al principio fue un reto, pero lo logré. Me especialicé en imitar piedras, troncos, columnas con capiteles tallados a mano, incluso mármol. Aunque disfruto ambos oficios, con la pintura es con lo que más me identifico, porque me da la capacidad plena de crear.
Muchos artistas tienen un sello propio, ¿cómo describirías el tuyo?
Lo más difícil es encontrar un sello que te identifique. En mi caso, mi propuesta pictórica mediante el paisaje está sustentada en la responsabilidad que tenemos de proteger y conservar la naturaleza. En mis obras incluyo elementos como hidrantes, señales de tránsito y figuras humanas, no como destructores de la naturaleza, sino como sus protectores.
Sé que te gusta mucho pintar paisajes, ¿qué encuentras en ellos que te atrapa tanto?
Cuando pinto paisajes entablo un diálogo con la obra. Esa imagen me transporta a mi infancia, me trae recuerdos de los palmares donde jugaba e incluso siento el olor de los pastizales. Pinto paisajes porque me brindan una paz interior inmensa.
¿Hay materiales o técnicas con los que te sientas más cómodo al trabajar?
Me gusta mucho dibujar y casi siempre hago bocetos antes de comenzar un cuadro. Pero la técnica en la que más cómodo me siento es el óleo sobre lienzo.

¿Qué sientes que tu arte quiere decirle a la gente que lo mira?
Cada persona interpreta el arte de manera distinta, depende de su sensibilidad. Yo me esfuerzo en que mis obras sean visualmente atractivas, pero también busco que conecten con el espectador, que le traigan reminiscencias de su vida y, a la vez, que despierten conciencia ambientalista.
Ahora que vives en EEUU, ¿qué sueños te ilusiona alcanzar como pintor?
Vivir en EEUU fue un sueño hecho realidad. Ahora quiero insertarme en exposiciones y eventos. Como todo artista, mi mayor sueño es que mi obra trascienda.
¿Has pensado en el lugar o escenario ideal donde quisieras ver colgadas tus obras por primera vez aquí?
Me gustaría hacer mi primera exposición personal en alguna galería interesada en mostrar mi trabajo. Mientras tanto, quiero participar en exposiciones colectivas para dar a conocer mi propuesta pictórica.
¿Cómo mantienes viva esa conexión con la pintura en tu día a día, aun cuando tienes otro oficio?
Todo inicio de un emigrante es difícil, y es común trabajar en algo diferente a tu oficio. Actualmente trabajo en una compañía de asfalto (PSI Paving). Aunque llego exhausto, necesito entrar a mi estudio, que es como un santuario. Allí evalúo lo que estoy pintando, ajusto colores, agrego detalles y sigo trabajando. La disciplina me conecta a diario con la pintura, aunque nunca quedo del todo satisfecho; siempre me impulsa a mejorar en la próxima obra.
Si miras hacia adelante, ¿cómo te imaginas a Eddy artista dentro de cinco años?
Me gustaría dedicarme completamente a la pintura. Sueño con ver uno de mis cuadros colgado en un museo. Aunque no tengo estudios académicos en arte, me esfuerzo por superarme día a día, porque sé que el crecimiento llega con el trabajo constante.
Por Yanet KantAlma, El Kentubano (Edición 194, octubre 2025)










