Rostros locales: De Nuevitas a Nueva York, el camino de Roberto Carlos Piloto Morciego
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
El arte cubano suma una voz novedosa en EEUU: la de Roberto Carlos Piloto Morciego, artista visual nacido en 1989 en Nuevitas, Camagüey, cuya vida se ha convertido en un testimonio de resistencia, entrega y transformación.

Formado en Artes Plásticas y estudiante por tres años de la Universidad de las Artes en Cuba (ISA), Roberto Carlos inició su carrera explorando óleo y acrílico en su vertiente más clásica. Sin embargo, pronto descubrió que su verdadero lenguaje estaba en la experimentación con texturas y en la búsqueda de un diálogo diferente con el lienzo. Fue así como comenzó a incorporar técnicas poco convencionales, a explorar contrastes matéricos y a desafiar los límites de la pintura tradicional. De esa exploración nació un arte metamorfo, cargado de erotismo, oscuridad y preguntas existenciales, que no busca agradar, sino provocar. Su obra invita a la reflexión, al estremecimiento y a la confrontación con lo más íntimo y humano.
Hace casi tres años, Roberto Carlos tomó una de las decisiones más duras de su vida: dejar atrás su tierra natal, sus costumbres y su familia para sumarse al éxodo cubano hacia tierras de libertad. La travesía se tornó aún más desafiante cuando, en medio del camino, su esposa descubrió que estaba embarazada. Cruzar fronteras con esa incertidumbre, afrontar la maternidad en condiciones adversas y sostener la esperanza en medio de tantos obstáculos marcaron profundamente su historia. Hoy, convertido en padre de dos hijos, reconoce que aquellos sacrificios no apagaron su vocación; por el contrario, le dieron nuevas fuerzas para seguir creando y reafirmaron su convicción de que el arte es, ante todo, un acto de vida.
Esa resiliencia se refleja también en su trayectoria profesional. En 2024, obtuvo el primer lugar en la exposición Black & White Show de KORE Gallery en Louisville, reconocimiento que consolidó su nombre en el circuito artístico de la ciudad. Pero sería en 2025 cuando alcanzó una meta bien importante: su primera exposición personal en EEUU, presentada nada menos que durante la Fashion Week de Nueva York, uno de los escenarios de mayor visibilidad internacional. Este logro fue posible gracias al apoyo de Pedro Navarro y Ezequiel De la Rosa, productores y gestores que confiaron en el alcance y la fuerza de su propuesta.

Más allá de los premios y reconocimientos, la obra de Roberto Carlos Piloto Morciego se inscribe en un movimiento de resistencia cultural. Su creación refleja el tránsito de un artista que ha sabido transformar la adversidad en motor creativo. Cada pieza es un recordatorio de que el arte no solo sobrevive a la dificultad: se alimenta de ella para reinventarse y conquistar nuevos horizontes.
Su llegada a Nueva York no fue únicamente un triunfo personal, sino también una señal del potencial del arte cubano en escenarios de alto perfil. Con un estilo visceral y transformador, Roberto Carlos reafirma que la pintura no es solo técnica ni oficio, sino un modo de iluminar, de inspirar y de transmitir aquello que las palabras no alcanzan. Su historia, marcada por sacrificios y logros, lo convierte no solo en un artista en ascenso, sino en un símbolo de la fuerza creadora que nace de la resiliencia.
El Kentubano, edición 195, noviembre 2025










