Rostros locales: Randy Dayan Amador, un saxofón que suena a Cuba

El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad

En las calles de Louisville, entre el bullicio de restaurantes y eventos privados, hay un sonido que se distingue: el suave y melódico timbre de un saxofón que, aunque nacido en Guantánamo, encontró en Kentucky un nuevo hogar. Ese sonido tiene nombre y apellido: Randy Dayan Amador Verdecia.

Randy nació y creció en Guantánamo, Cuba, donde desde pequeño sintió atracción por la música. Su formación comenzó en la escuela de arte de su ciudad natal, inicialmente en la especialidad de trompeta. Sin embargo, pronto un nuevo flechazo cambió el rumbo de su carrera: el saxofón. “Me empezó a gustar su sonido y, a medida que avanzaba en su estudio, me enamoré de este hermoso instrumento”, recuerda.

Hace apenas dos años y ocho meses, Randy emprendió un viaje que transformaría su vida. Llegó a EEUU cruzando la frontera por el río, como tantos otros, y desde el primer día se estableció en Louisville, Kentucky. No fue sencillo abrirse paso en el competitivo mundo de la música en un país nuevo. “Al principio no me fue fácil encontrar un espacio, pero poco a poco fui tocando puertas aquí y allá”, cuenta.

Esa perseverancia lo llevó a presentarse en todo tipo de eventos: fiestas privadas, cumpleaños, baby showers, bodas y escenarios de restaurantes emblemáticos como Havana Night, Mojito in Havana, Havana Rumba, Beyond the Sun, La Suerte y Sol Azteca. También colabora con la compañía Shazdance, aportando su música en diferentes espectáculos.

El público local lo ha recibido con los brazos abiertos. “Pienso que les ha gustado mi trabajo; en los lugares donde me he presentado siempre he sentido buena vibra”, dice con una sonrisa. Su repertorio es amplio y versátil, porque no se limita a un género en particular. Disfruta interpretar desde boleros hasta pop, pasando por jazz, música latina y baladas románticas, siempre buscando transmitir emoción y calidad.

Aunque la música es su pasión, no siempre ha sido su único sustento. Como muchos artistas inmigrantes, ha combinado su arte con otros trabajos para salir adelante. Actualmente, además de sus presentaciones, trabaja en entregas para Home Depot. “Todos sabemos lo difícil que puede ser el mundo de la música aquí, pero no renuncio a mis sueños, de eso estoy seguro”, afirma con determinación.

Su carrera no se limita a la interpretación. Randy también ha explorado la composición y los arreglos musicales. Durante 14 años formó parte del Quinteto de Saxofones Conatus en Guantánamo, para el que compuso y adaptó piezas instrumentales. Esa etapa fue una de sus mayores escuelas y le permitió desarrollar un estilo propio, combinando técnica y sensibilidad.

Hoy sus planes musicales están en pausa, pero con la mira siempre puesta en volver a impulsarlos. Sabe que el camino del arte requiere paciencia, constancia y adaptabilidad, y no tiene miedo de trabajar en silencio para que, cuando llegue la oportunidad, su saxofón vuelva a brillar con fuerza en más escenarios.

Para quienes quieran contar con su talento, Randy está disponible para todo tipo de eventos, desde presentaciones íntimas hasta grandes celebraciones. “Aquí estamos para cualquier ocasión”, dice, compartiendo su número de contacto: (502)-294 2419.

En cada nota que sale de su saxofón hay un pedazo de Cuba, una historia de lucha y un mensaje de esperanza. Porque, para Randy, la música no es solo un oficio: es el puente que lo conecta con su tierra natal y con las personas que, al escucharlo, sienten que una canción puede cruzar fronteras y llegar directo al corazón.

Por Yanet KantAlma, El Kentubano (Edición 193, septiembre 2025)

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