Rostros locales: Vocación de servicio, la historia de Cezanne Coca
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
Cezanne Coca tiene 25 años y nació en San Miguel del Padrón, La Habana. Aunque llegó a EEUU siendo apenas un niño de seis años, sus primeros recuerdos no están marcados por la isla, sino por el impacto de descubrir un nuevo mundo.

Crecer en Lexington, Kentucky, representó un desafío en sus inicios, especialmente viniendo de una ciudad tan culturalmente distinta como Miami. El cambio de clima, idioma y entorno lo hizo sentirse, una vez más, como un extranjero. Pero con el tiempo, Cezanne aprendió a abrazar la calidez de la gente de Kentucky y encontró en esta tierra su nuevo hogar—aunque el frío aún no sea su aliado.
¿En qué momento decidiste que querías ser policía?
Creo que como todo niño, siempre fue un sueño mío ser policía. Mi papá tiene varias fotos mías de niño en las cuales estoy vestido de soldado o policía. Siempre tuve el deseo de hacer algo que pudiera impactar positivamente la vida de otra persona.
No te puedo decir exactamente el momento en que decidí que de verdad quería ser policía, pero sí te puedo decir que después del año 2020, mis deseos de convertirme en policía se convirtieron en una prioridad. Quise ser parte de una nueva generación que cambiara la narrativa respecto a la policía en los EEUU.
¿Cómo fue el proceso de formación para llegar hasta la graduación?
La academia fue una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. Fueron 26 largas semanas de entrenamiento intenso. Cada día fue una prueba muy difícil de fuerza mental y física, determinación, integridad, y lo más importante, perseverancia. Pero aprendí mucho, y la experiencia me hizo un hombre mejor.
¿Qué sentiste al graduarte como oficial de policía hace unas semanas?

Graduarme fue uno de los sentimientos más gratificantes que he sentido. No sólo me sentí bien al completar mi entrenamiento, sino que también ver lo orgullosa que estaba mi familia de mí, hizo que todo valiera la pena.
¿Qué representa para ti llevar el uniforme siendo hispano y cubano?
Para mí es un gran orgullo poder ser policía y representar a mi país y a toda la cultura hispana. Sabemos que en Cuba, la policía es represora, no representa al pueblo y representa a la dictadura. Mientras que este país y mi departamento me dan la oportunidad, como inmigrante, de representar los valores de los ciudadanos de este país. También creo que es un testimonio de que las únicas limitaciones que hay en la vida son las que te pones tú mismo.
¿Qué valores te esfuerzas por mantener en tu trabajo como oficial?
Yo me esfuerzo por mantener los mismos valores que me enseñaron mis padres desde niño: humildad, integridad, honestidad, pero más que todo, tratar a cada persona de manera justa y no olvidar que todos somos humanos y nadie es perfecto.
¿Qué le dirías a otros jóvenes latinos que también sueñan con servir en esta profesión?
Lo que les diría a otros jóvenes latinos es que no le tengan miedo a ser diferentes. Si de verdad es algo que te apasiona, no dejes que nadie te detenga. Esta profesión necesita más jóvenes de diferentes culturas que estén apasionados. Cambien la narrativa en sus vidas y en nuestra cultura.
¿Dónde te ves en los próximos cinco años dentro del cuerpo policial?
En cinco años espero poder ascender a Sargento y continuar teniendo un impacto positivo en mi comunidad, y seguir siendo un ejemplo para otros jóvenes cubanos e hispanos.
Por Yanet KantAlma, El Kentubano (Edición 193, septiembre 2025)
