Rostros locales: La iniciativa de Anisley Ortíz para niños autistas
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
Anisley Ortíz Cateura llegó a EEUU en 2013, tras un largo y desafiante viaje desde Ecuador, donde vivió algunos años y tuvo a su hija. Su experiencia como madre de una niña con autismo ha sido un desafío constante, desde la aceptación del diagnóstico hasta la adaptación de su vida cotidiana, enfrentando el rechazo y la incomprensión de quienes no entienden su situación.
Motivada por su propia vivencia, Anisley desea crear un espacio de apoyo para otras familias, donde tanto los niños como los padres puedan encontrar recursos, comprensión y solidaridad.
¿Qué te inspiró a querer crear un espacio dedicado a familias con niños autistas?
Mi principal motivación surgió de mi propia experiencia como madre. Sé de primera mano las necesidades que tienen estos niños, y he notado que hay una gran falta de información y apoyo para los padres en nuestra comunidad. Con el tiempo, varios padres me han buscado para preguntarme cómo pueden obtener ayuda, a quién deben dirigirse o qué recursos existen para apoyarlos, especialmente en cuanto a las ayudas gubernamentales. Aunque existen recursos, muchos padres no saben a dónde acudir para acceder a ellos. Necesitamos un espacio donde los padres puedan informarse y, sobre todo, apoyarse mutuamente. Es fundamental que los padres, que estamos pasando por situaciones similares, podamos compartir experiencias y entendernos sin necesidad de largas explicaciones.
¿Qué tipo de actividades o servicios te gustaría que este espacio ofreciera? ¿Cómo piensas que beneficiarían a los niños y a los padres?
Me gustaría que este espacio ofreciera talleres prácticos y terapias más frecuentes para los niños, ya que, aunque algunos tienen acceso a terapias gubernamentales, estas suelen ser muy limitadas (una vez por semana y de sólo 45 minutos). Creo que los niños necesitan más tiempo y contacto para beneficiarse realmente. Mi propuesta es crear un espacio donde los niños puedan participar en actividades continuas, como talleres de habilidades sociales o escuelas de oficios, inspirados en modelos que funcionan bien en otros lugares. A muchos niños autistas les va bien cuando se enfocan en algo específico, y este tipo de talleres puede darles más confianza y espacio para desarrollarse.
Además, me gustaría que este lugar fuera también un apoyo para los padres, quienes a menudo enfrentan retos emocionales y logísticos significativos. Muchas veces no sabemos a dónde recurrir cuando nuestro hijo tiene una crisis o necesitamos ayuda urgente, muchos de nosotros aprendemos de las experiencias y consejos de quienes ya han pasado por situaciones similares.
Este espacio podría servir como un “punto de socorro” donde los padres sepan que pueden encontrar apoyo inmediato de personas capacitadas en autismo. No sólo sería un lugar para que los niños reciban terapia continua, sino también un punto de encuentro para que los padres se informen, se apoyen mutuamente, y encuentren recursos que mejoren la calidad de vida tanto de los niños como de las familias.
¿Qué tipo de apoyo crees que necesitas para hacer realidad este proyecto?¿Cuáles consideras que son los mayores retos?
Además del apoyo institucional, debemos lograr que la comunidad de padres con niños autistas se una. Muchos enfrentan el rechazo o la exclusión de sus hijos en entornos educativos. Es importante que los niños sin autismo aprendan a comprender y aceptar a sus compañeros con necesidades especiales, para que en el futuro puedan integrarlos de manera más adecuada en las aulas y en la sociedad. Los retos son varios, pero con la ayuda de la comunidad, el apoyo de las instituciones y un esfuerzo conjunto, podemos crear un lugar que no sólo beneficie a los niños, sino también a sus familias.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir a otros padres que quizás se sientan solos en su camino?
Que no se den por vencidos; con tiempo y apoyo, los niños autistas pueden mejorar, ser independientes y relacionarse mejor.
Por Yanet KantAlma, El Kentubano (Edición 184, diciembre 2024)