Rostros locales: Rafael Hidalgo, la vitalidad no tiene edad, ¡Empieza a moverte!
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
Desde el Vedado, en La Habana, hasta los campos de béisbol en Kentucky, Rafael Hidalgo Silvestre ha trazado un camino de esfuerzo y pasión. Ganador de la lotería de visas en 1998, llegó a EEUU en 2002 junto a su esposa e hijo, encontrando apoyo en una iglesia para establecerse en Kentucky.

A sus 50 años, su energía sigue intacta, tanto, que en los torneos de béisbol y softbol más de una vez ha tenido que mostrar su identificación para demostrar su edad.
Muchos llegan a los 50 sintiendo que el cuerpo ya no les responde igual. ¿Cuál es tu secreto para mantenerte activo y en forma?
Mi secreto comenzó hace 15 años, cuando decidí que la forma en la que estaba viviendo no me llevaría a ningún lado. Cambié mi alimentación, dejé de fumar y empecé a hacer ejercicio. Ha sido, sin duda, la mejor decisión de mi vida.
¿Sigues jugando béisbol en torneos organizados? ¿Cómo nace esa conexión con el deporte y qué significa para ti hoy en día?
Sí, aún sigo jugando en torneos organizados y, para ser sincero, creo que la conexión con el béisbol la llevo en la sangre. Comencé a jugar pelota organizada a los 9 años y, desde entonces, ha sido mi gran pasión. Como todo cubano, soñé con llegar a las Grandes Ligas, pero la vida me llevó por otro camino. Cuando llegué a Kentucky en 2007 y descubrí las ligas organizadas, aproveché la oportunidad sin pensarlo dos veces. Desde entonces, no he parado, ya sea en béisbol o softbol.
Dicen que en cada equipo siempre hay alguien que anima, el estratega, el bromista… ¿Cuál es tu rol dentro del equipo?
Siempre he sido el estratega, el que analiza cada jugada y piensa en la mejor manera de sacar ventaja en el campo. Durante mis años de práctica en Cuba, tuve el privilegio de aprender de grandes profesores, algunos que jugaron pelota profesional antes de 1959, y otros que destacaron después. De cada uno absorbí enseñanzas valiosas, técnicas y estrategias que aún aplico en cada partido. Para mí, el béisbol no es sólo un deporte, sino un juego de inteligencia, experiencia y pasión.
Ser inmigrante siempre trae retos y aprendizajes. ¿Cómo ha sido tu experiencia como cubano viviendo en EEUU?
El inicio fue extremadamente difícil, casi como empezar de nuevo. Llegar a un país buscando libertad conlleva desafíos como el idioma, aprender a manejar, adaptarse al clima y a una nueva cultura. Con el tiempo, logré superar esos obstáculos y alcanzar metas materiales que soñé en Cuba. Sin embargo, entendí que lo verdaderamente valioso no es lo material, sino la familia y los amigos que dejé atrás. La libertad es invaluable, pero lo que llena el alma es la buena compañía.
Si tuvieras que comparar la vida con un partido de béisbol, ¿en qué inning crees que estás ahora y por qué?

La vida y un partido de béisbol son muy parecidos. Comienzas en el primer inning y, sin darte cuenta, ya estás en el séptimo, viendo cómo el tiempo vuela. En mi caso, creo que estoy en el quinto inning. Trato de mantenerme haciendo lo que me gusta todo el tiempo posible y, con la misma determinación de un buen jugador, haré todo lo que esté en mis manos para llegar a los extra innings y seguir disfrutando del juego.
Si alguien de 30 años te dice: “Ya estoy viejo para hacer ejercicio”, ¿qué le responderías?
¡Está loco! Yo comencé a los 36 años, y hoy con 51 me siento mejor que nunca. Si hubiera comenzado a los 30, ¡me sentiría aún más en forma y lleno de energía! ¡Nunca es demasiado tarde para sentirse joven y fuerte!
Por Yanet KantAlma, El Kentubano (Edición 188, abril 2025)
