Crece la producción de alimentos, pero la crisis persiste

La producción agrícola de Cuba, excluyendo a la caña, creció un 7,2 por ciento entre enero y septiembre, gracias a un aumento de las cosechas de arroz y frijoles, reportó esta semana la Oficina Nacional de Estadísticas, según Reuters.

La agricultura subió un 10,1 por ciento y la ganadería y productos relacionados crecieron un 4,2 por ciento. La recuperación viene precedida de un descenso de un 2,5 por ciento en 2010.

El Gobierno de Raúl Castro, que enfrenta una crisis de liquidez, emprendió medidas que buscan recortar las importaciones de productos básicos como el arroz, frijoles y leche el polvo en un 50 por ciento para 2013, y sustituirlos por producciones nacionales.

La producción de arroz creció un 64,5 por ciento, hasta 290.400 toneladas, y la de frijoles se disparó un 61,9 por ciento, a 58.300 toneladas, de acuerdo con el informe publicado en el sitio oficial.

La producción de leche se redujo un 11 por ciento hasta septiembre, según el informe.

La cosecha de maíz, otro cultivo clave, disminuyó un 6,4 por ciento, en un país que no produce trigo y sólo recientemente ha comenzado a cosechar soja de forma experimental con la ayuda de Brasil.

La Isla aún produce por debajo de los resultados de 2005 y debe importar entre el 60 y 70 por ciento de lo que consume, a un costo de entre 1.500 millones y 2.000 millones de dólares anuales, principalmente en alimentos a granel que incluyen grandes cantidades de trigo, maíz, soja, carne de aves, entre otros productos.

Castro ha descentralizado la toma de decisiones en el sector agrícola, abrió más espacio para que los productores puedan vender sus cosechas directamente al consumidor, arrendó pequeñas parcelas de tierras ociosas a productores y aumentó los precios que el Estado paga por los productos, pero hasta ahora no ha permitido que se afiancen las fuerzas del mercado.

Los cultivos de exportación, entre ellos azúcar, café y tabaco, cítricos y cacao, se mantienen en niveles históricamente bajos.

Las autoridades comunistas todavía deciden sobre las cosechas, la distribución de alimentos y monopolizan el suministro de insumos agrícolas críticos, pese a las promesas de moverse en una dirección más orientada al mercado.

Grandes granjas estatales y cooperativas siguen ocupando tierras ociosas y, pese a controlar un 60 por ciento de las tierras cultivables, producen sólo el 30 por ciento de los alimentos.

La mayoría de los agricultores cubanos aplauden las medidas de Castro para impulsar el sector agrícola, pero se quejan de que la burocracia y los intereses creados frenan el progreso.

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