Rostros locales: Paulino Rolando Calderín, la pasión por la artesanía

El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad

Nacido en La Habana, Cuba, Paulino Rolando Calderín Arias emigró a EEUU en noviembre de 2022. Desde temprana edad, había soñado con una vida fuera de la isla, una aspiración que surgió en su infancia: “Nos quitaron prácticamente el placer de ver la televisión”, -comenta.

Pero no fue sólo la televisión lo que Paulino deseaba; la libertad y la posibilidad de tener un negocio propio sin la constante persecución gubernamental también formaban parte de su anhelo.

¿Cómo ha sido la experiencia de adaptación en EEUU, tanto a nivel personal como profesional?

La adaptación desde el primer momento ha sido muy buena a pesar de que uno llega y se encuentra con algunos obstáculos. Aquí gozo de derechos que no tenía en mi país. A veces hasta vendo artesanías en la calle, y no siento la presión de que alguien vaya a venir a retirar mis productos.

A nivel profesional es maravillosa porque si tienes el dinero, tienes la posibilidad de ir a cualquier lugar y buscar o hacer el pedido de una herramienta que necesites para trabajar, el internet está al alcance de todos, por lo que es perfecto para el desarrollo de una carrera o afición. Ha sido un desarrollo bastante grande.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado como inmigrante en este país?

El mayor desafío que he enfrentado digamos que es el idioma, domino algo, pero no suficiente.

¿Cuándo y cómo descubriste tu pasión por la artesanía?

Mi afición por la artesanía la descubrí a muy temprana edad cuando tenía 8 o 9 años. Cuando comencé a ver las maravillas de la artesanía fue como un amor a primera vista que me conquistó, de hecho, lo traigo en la sangre, pues soy cuarta generación de Kino .

¿Qué materiales y técnicas prefieres utilizar en tus creaciones?

Trabajo diferentes materiales pero lo que más me gusta es trabajar con la madera. Puedo trabajar con el cristal, con el metal, pero la madera me cautiva, inclusive, hasta su olor me gusta muchísimo.

¿Ha cambiado tu forma de trabajar o los productos que ofreces, desde que vives en EEUU?

Los productos que ofrezco sí han cambiado en algo porque trabajo con las herramientas adecuadas, con la tranquilidad y concentración que necesito, y eso claramente define la terminación de un trabajo mucho más limpio.

Mi forma de trabajar se ha transformado,  a pesar de que todavía no cuento con el espacio suficiente para hacer un trabajo mucho más sofisticado y complejo, entonces, ando haciendo cositas más simples, y poquito a poco voy subiendo las escaleras, en un buen decir.

¿Cómo percibes la recepción de tus obras aquí, comparado con el público en Cuba?

La recepción de los productos creo que ha sido muy buena a pesar del corto tiempo que llevo.  Si hubiese llegado años antes, de seguro tendría ya algunos trabajadores, puesto que aquí la artesanía es muy industrial, y personas que tienen cierto conocimiento o determinado gusto, valoran los trabajos hechos a mano. Por más que uno intente imitar un trabajo a otro, nunca van a ser iguales, y mis productos tienen muy buena acogida.

¿Qué sueños o proyectos futuros tienes como artesano en EEUU?

Una de las cosas que vengo soñando aquí, y creo que es mi mayor anhelo, es llegar a establecer una tienda con mis productos y poder trabajar todo lo que yo quiera para poder exponerlos y venderlos. Que las personas tengan conocimiento de la cultura y el arte cubano, porque yo renuncié al gobierno y sus leyes en mi país, pero no he renunciado a Cuba. Me gustaría rescatar personas que tengan la misma visión que tengo por el arte y no tengan un sitio propio, para que también vendan sus productos en mi tienda. Ese es mi mayor y gran sueño, y que Dios me siga apoyando.

Por Yanet KantAlma, El Kentubano (Edición 183, noviembre 2024)

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