Rostros locales: Arturo Freire Pifferrer, una vida entre notas y desafíos

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La trayectoria de Arturo Freire Pifferrer es una historia de talento, determinación y adaptación. Nacido en Holguín, Cuba, encontró en la música su gran pasión desde temprana edad, lo que lo llevó a perfeccionar su arte en la Escuela Nacional de Arte (ENA), en La Habana.

Su carrera lo llevó a distintos escenarios, desde Ciego de Ávila, donde ejerció como profesor de contrabajo, hasta Cayo Coco. En 2007, una oportunidad laboral en “La Bodeguita del Medio” en Puerto Vallarta, México, marcó un punto de inflexión en su vida. Tras completar su contrato, tomó la decisión de cruzar la frontera y el 23 de agosto de ese mismo año llegó a EEUU, dando inicio a una nueva etapa.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado al mudarte a EEUU y cómo los has superado?  

El mayor desafío, sin duda, fue el idioma y el choque con la realidad de esta sociedad, que era completamente diferente a lo que nos habían vendido en Cuba. Todo era nuevo y retador, pero los cubanos que queremos salir adelante encontramos la manera de hacerlo.  Venir desde abajo te fortalece y te ayuda a crecer. Para superar los obstáculos, me apoyé en el trabajo, el sacrificio, la disciplina y la constancia.  

¿Qué géneros musicales prefieres explorar y por qué? 

Mis géneros favoritos, en este orden, son: Jazz, música clásica, y salsa. Cada uno de ellos me permite expresarme de manera distinta y explorar nuevas formas de interpretación musical.  

¿Cuáles han sido tus principales influencias musicales y cómo han impactado tu carrera? 

Desde mis inicios, he sido influenciado por grandes exponentes del jazz como Jaco Pastorius, John Patitucci, Christian McBride, Keith Jarrett, Chick Corea, Gonzalo Rubalcaba, Chucho Valdés, Ramón Valle, Emilio Vega, Arturo Sandoval y Paquito D’Rivera. En Cuba, el acceso a información musical era limitado, pero tuve la fortuna de recibir clases de Carlos del Puerto (padre e hijo), y compartir aulas con talentosos músicos como Alain Pérez, Inoidel Sánchez y Alexander Abreu, quienes marcaron mi desarrollo artístico. Además, a lo largo de mi trayectoria, he trabajado con figuras destacadas como el pianista Ramón Valle, el humorista y cantante Julio Sabala, el salsero Maelo Ruiz y el intérprete urbano Chacal. Cada experiencia ha sido una oportunidad invaluable para enriquecer mi sonido y seguir evolucionando en la música.

¿Cómo ha cambiado tu estilo musical o enfoque creativo desde que te mudaste?  

Más que el cambio de país, creo que ha sido la evolución de la sociedad lo que ha impactado mi manera de ver la música. Siento que el arte en general ha perdido un poco de su esencia con el tiempo, aunque quizás es solo una percepción personal o una señal de que me estoy poniendo viejo.  

¿Cuál ha sido el momento más memorable de tu carrera musical hasta ahora?

No podría señalar un solo momento, porque cada oportunidad de interpretar música es única y especial. Cada escenario, cada concierto, cada presentación deja una huella en mi trayectoria.  

¿Tienes algún sueño o meta que aún no hayas alcanzado en tu carrera? 

No tengo una meta específica relacionada con la música. Disfruté mucho estudiarla, enseñarla e interpretarla, pero la realidad aquí en EEUU es diferente a la de Cuba, lo que me llevó a adaptarme y aprender otros oficios. Sin embargo, estoy feliz con lo que he logrado y con poder seguir tocando de vez en cuando, haciendo lo que más amo.  

¿Qué consejo les darías a los jóvenes músicos que aspiran a seguir una carrera en la música? 

Les diría que persistan y que, si quieren hacer carrera en la música, deben establecerse en ciudades grandes como: Miami, California o Nueva York, donde hay más oportunidades. Nada es imposible si se desea con suficiente pasión y dedicación.

Por Yanet KantAlma, El Kentubano, edición 188, abril 2025

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