Visa de entrada a México no frena flujo de migrantes a EEUU

Al establecer visas de entrada, México logró en teoría ayudar a controlar el flujo de migrantes de algunos países que buscan llegar a Estados Unidos.

Sin embargo, en la práctica ese requisito empujó a muchos a buscar rutas clandestinas, como está sucediendo este año con los migrantes venezolanos.

En 2021, cuando podían volar a México como turistas sin más requisitos, solo 3.000 migrantes de esa nacionalidad cruzaron irregularmente el Darién, la peligrosa selva que une Colombia con Panamá. Pero en lo que va del 2022 ese tránsito —a veces mortal— lo han realizado más de 45.000, una cifra que podría multiplicarse en los próximos meses, según las autoridades migratorias panameñas.

“Si no pueden llegar por los aeropuertos mexicanos, están llegando por vía terrestre, por el Darién”, apuntó Adam Isacson, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).

Luego “es como una cadena”, con cuatro paradas seguras: una en Darién, otra en Tapachula, en el sur de México, luego generalmente en una esquina remota del centro de la frontera mexico-estadounidense y por último el destino final en Estados Unidos, últimamente llegando a ciudades de la costa Este.

En opinión de Isacson, las visas pueden frenar a ciertos migrantes —el ritmo de cruces de brasileños y ecuatorianos ha bajado desde que se impusieron el año pasado— pero no a otros. “Tiene que ver con el nivel de desesperación”, consideró el activista.

En Venezuela está enquistada una crisis social, política y sobre todo económica —los salarios van de los 2 dólares mensuales de los funcionarios a los 75 del sector privado—, que ha llevado a emigrar a seis millones de venezolanos en el último lustro. El éxodo continúa, también de quienes ya estaban en otros países, pero que ahora optan por llegar a Estados Unidos.

A finales de 2021, el incremento de llegadas a la frontera sur de ese país hizo saltar las alarmas. Solo en diciembre, la Patrulla Fronteriza paró a venezolanos en casi 25.000 ocasiones. Con la imposición de visas por parte de México a finales de enero, el flujo cayó drásticamente a apenas 3.000, pero pronto volvió a aumentar y en julio ya superaban las 17.000.

La información que se transmite en grupos de WhatsApp y en redes sociales — donde generalmente se infiltran los traficantes de personas para influir en las rutas— así como las actuales coyunturas políticas de México y Estados Unidos, hacen el resto y engrasan una frecuentada ruta de unos 8.000 kilómetros.

FUENTE: AP

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