Rostros locales: “Miguel, el cubano”, un testimonio de éxito y ayuda en el Mellwood Art Center

El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad

Miguel Camilo Rodríguez Hernández es un ejemplo de tenacidad y esfuerzo. Nacido y criado en Velasco, Holguín, llegó a EEUU en 1999 a través del programa de Lotería de Visas. Al igual que muchos emigrantes, su principal sueño era emprender y lograr un futuro mejor. Su camino no fue fácil, pero su historia es una de lucha y éxito.

Desde sus primeros días en EEUU, Miguel comenzó a aprender sobre la construcción y la carpintería gracias al Dr. Próspero Ishkanian, un médico de habla hispana que se convirtió en su mentor. A través de este contacto, Miguel comenzó a establecer relaciones clave en la comunidad latina, entre ellas con figuras como Karolina Cocido, Juan Fernández, Mercedes y Dean Rodríguez, Rolando Haddad y Alberto Maldonado. Estas conexiones fueron fundamentales para su desarrollo profesional y personal.

Miguel también tuvo la oportunidad de trabajar con Dennis Bolton, un emprendedor que le enseñó los secretos del negocio. A través de este trabajo, Miguel fundó su propia empresa, “New World Construction”, con la ayuda del juez Eric Haner, quien lo orientó sobre cómo establecer su negocio en un nuevo país. Su capacidad para adaptarse y aprender rápidamente le permitió expandir su red de contactos, lo que lo llevó a trabajar en proyectos más grandes, como el restaurante cubano “Mambo”, que abrió junto a los emprendedores hispanos Javier y Vivían.

A medida que Miguel adquiría experiencia en el mundo de la construcción, también comenzó a involucrarse en otros proyectos. Fue entonces cuando llegó la oportunidad de trabajar en el Mellwood Art Center. Tras ofrecer su trabajo como contratista general para la construcción de un elevador, Miguel cautivó a John Michael Clark, dueño del centro, quien lo contrató para llevar adelante un proyecto mucho más ambicioso: transformar la antigua fábrica de embutidos “Fisher Packing Company” en el “Mellwood Art and Entertainment Center”.

Este lugar se transformó en un centro comunitario que alberga una amplia variedad de artistas, estudios, galerías, tiendas y espacios para eventos. Es un lugar donde el arte, la cultura y la comunidad se entrelazan.

A través de este proyecto, Miguel comenzó a emplear a otros cubanos recién llegados, brindándoles la oportunidad de mejorar sus habilidades en la construcción.

Con su liderazgo, muchos de ellos iniciaron sus propios negocios, y Mellwood se convirtió en una especie de escuela donde los emigrantes cubanos desarrollaban su talento y capacidades. Además, su visión de utilizar recursos de manera eficiente, influenciada por su experiencia en Cuba, permitió ejecutar los proyectos a bajo costo y en tiempo récord.

Uno de los momentos más destacados de su carrera fue la construcción del “Salón de Eventos 3 Van Gogh”*, un proyecto que Miguel considera uno de los más importantes. A pesar de las dificultades, como el ajuste a un presupuesto ajustado y los plazos estrictos, logró completar el salón, que hoy es uno de los mejores de su tipo en Kentucky. Este éxito no sólo fue un logro personal, sino también un avance significativo para el Mellwood Art Center, que se benefició de la creciente reputación del lugar como un centro cultural de calidad.

El impacto de Miguel en la comunidad cultural no se detuvo ahí. Con la apertura de nuevos salones en el Mellwood Art Center, también nacieron nuevas oportunidades para la comunidad hispana, y la empresa “NW 3XM” comenzó a promover conciertos y eventos que enriquecieron las opciones culturales en el estado. Su capacidad para integrar sus habilidades de construcción con su amor por el arte y la cultura local, lo ha convertido en un referente para los latinos en Louisville.

Miguel, ahora con más de 25 años en EEUU, se siente agradecido y bendecido por todo lo que ha logrado. En sus propias palabras, “me siento feliz, protegido y agradecido por todo lo que ha sucedido en mi vida durante estos años”. Su historia es un testimonio del poder del trabajo duro, la resiliencia y la importancia de construir redes de apoyo en tiempos de adversidad.

Por Yanet KantAlma, El Kentubano (edición 186, febrero 2025)

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