Opinión sobre el Nuevo Código de Familias en Cuba: Votar o no votar, esa no es la cuestión

‘La elite del poder en La Habana no se va a dar a sí misma un golpe de Estado hecho con papelitos doblados. Y el Código de las Familias ya es ley oficial de Cuba.’

Se necesita, en algún momento de nuestro inconsolable camino hacia la libertad, que el pueblo alcance a decir No a la Revolución Cubana.

Sin ese No iniciático y definitivo, sin ese No participativo a través de mecanismos necesariamente legales, sin ese No en contra de la más legítima voluntad estatal, sin ese No a contrapelo del sentido común y, por supuesto, en contra hasta de los derechos humanos, nuestra emancipación del castrismo seguirá estando tan remota como cuando el entusiasmo del primero de enero de 1959.

Hay que propiciar y eventualmente propinar la primera gran derrota de la Revolución Cubana. A la vuelta del primer cuarto del siglo XXI, necesitamos desesperadamente el gesto cívico de un contragirón.

Todo diálogo comienza con un No así. Rotundo y soberano. Un No transgeneracional y generador del propio interlocutor. Nunca se dialoga entre iguales, sino desde la negación del otro. Solo por eso es necesaria la comunicación.

Este domingo 25 de septiembre, siguiendo esa práctica de vigilancia doméstica que es votar los fines de semana, los ciudadanos cubanos enfrentaremos otra vez el dilema del sometimiento o la insubordinación a la dictadura más larga del hemisferio occidental.

Tampoco es nada del otro mundo. Será más bien una fecha que se olvidará tras los titulares de turno. En la práctica, ni una sola de las familias cubanas se dará por enterada.

Habrá sido otra ilusión de elección, donde sólo el Sí pudo defender su opción afirmativa, anulando cualquier conato negativo del No, donde solo el Sí se considera con catadura moral, como si el No fuera una errata ética impresa en la planilla plebiscitaria.

Por lo demás, la elite del poder en La Habana no se va a dar a sí misma un golpe de Estado hecho con papelitos doblados. Y el Código de las Familias ya es ley oficial de Cuba. De manera que la Seguridad del Estado no permitirá que la nación vote No a lo ya refrendado por la Asamblea Nacional del Poder Popular. Eso significaría reconocer que dicho órgano legislativo no representa a la ciudadanía que lo eligió. Nadie en Cuba está dispuesto a darse semejante baño de realidad.

En cualquier caso, si usted piensa votar Sí, sepa que no tiene ninguna necesidad de hacerlo. Viva confiado que su voto ya ha sido contado como tal. Quédese en casa, a salvo de todos los virus que siguen diezmado la población insular.

Por el contrario, si usted todavía piensa votar No, quédese doblemente en casa. Usted ya ha votado por la opción contraria y nunca se enterará.

No estoy proponiendo una abstención masiva ni nada por el estilo. El problema es que usted no está en condiciones ni de abstenerse de nada. El totalitarismo es pura participación. Votes lo que votes, el No que nos urge imponerle a la Revolución Cubana no será ni por asomo mañana.

Fuente: Por Orlando Luis Pardo Lazo; diariodecuba.com  

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