Rostros locales: José Bruzón Ávila, un camino de paisajes y abstracción hacia la esperanza
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
José Bruzón Ávila nació el 11 de febrero de 1966 en el municipio de Chaparra, en la provincia de Las Tunas. Desde sus primeros años, el paisaje campestre que rodeaba su hogar se impregnó profundamente en su obra, inspirando los motivos naturales que han caracterizado su creación artística. La influencia de su madre, quien sin formación académica se dedicó a realizar manualidades hermosas que vendió para ayudar a la economía familiar, también fue clave en el desarrollo de su creatividad.
A lo largo de su carrera, José ha sido un protagonista destacado en la escena artística cubana e internacional. En sus inicios, se destacó como paisajista, obteniendo premios provinciales y nacionales. Fue miembro del grupo Confluencia, que reunía a artistas defensores de la temática del paisaje. En 1993, tras culminar su licenciatura en educación artística y ganar el Salón Nacional de Paisaje, se trasladó a La Habana, donde comenzó a trabajar en el proyecto de la Catedral de La Habana a través de la Galería Víctor Manuel, rodeándose de artistas como Rigoberto Mena y Ángel Rivero, quienes cultivaban la abstracción.

El viaje a la abstracción fue una evolución natural para Bruzón. Aunque sus primeras obras estaban centradas en el paisaje, pronto se sintió atraído por las formas y colores más libres, que le permitieron conectar con emociones y visiones más personales y universales. En 2000, realizó su primer viaje a España, donde presentó una exposición personal y comenzó a trabajar con la Galería “San Lucas 11” en Madrid, un paso importante en su internacionalización.
A partir de 2017, Bruzón expandió su horizonte hacia EEUU, tras ser invitado por un galerista de Charleston, Carolina del Sur, que conoció su obra en La Habana. Desde entonces, ha trabajado con la Galería Mary Martín, y en noviembre de 2023, decidió establecerse en Louisville, Kentucky, donde reside actualmente junto a su hija y tres nietos.
El proceso de adaptación a este nuevo país ha traído consigo desafíos, como el idioma, que limita su capacidad para penetrar el mercado artístico estadounidense. Sin embargo, Bruzón ve estos obstáculos como barreras superables, no como imposibles. “El invierno es fuerte pero hermoso”, menciona sobre su nueva ciudad, y destaca que la comunidad cubana local está influyendo en la vida y los proyectos emprendedores de la región, algo que también lo inspira a seguir adelante.
En cuanto a su arte, José continúa evolucionando y su trabajo ha cambiado de la pintura paisajística a la abstracción, que domina su producción actual. Su aspiración más grande es establecer un espacio en el que pueda exponer y comercializar su obra, siempre con la intención de transmitir un mensaje profundo, emocional y esperanzador, que permita a los espectadores encontrar una conexión íntima con las piezas.

El arte, según Bruzón, tiene un poder transformador en la sociedad, siendo una vía para expresar tanto experiencias personales como colectivas. A través de sus pinturas, busca proporcionar una comprensión más profunda de la realidad y la condición humana.
Para los jóvenes que desean seguir una carrera artística, José les aconseja: “No hay propósito inalcanzable. Siempre que estés enfocado con disciplina y esfuerzo, busca las mejores referencias y no abandones tus sueños, incluso cuando las frustraciones lleguen. Lo que haces no tiene que agradar a todos, lo importante es que te mantengas fiel a tu visión”.
Con esta filosofía, Bruzón sigue creando, persiguiendo su sueño de ser una luz de reflexión y esperanza, a través de la belleza del arte.
Por Yanet KantAlma, El Kentubano (edición 189, mayo 2025)
