Rostros locales: El tiro deportivo tiene su representante en nuestra comunidad, Elieser Mora

“De mi padre aprendí la disciplina, la constancia y a no rendirme, tres claves necesarias para un deporte como el que practico”, me cuenta Elieser Mora López. Recién llegado al país, durante más de una década integró la selección nacional cubana en tiro y representó a Cuba en las competencias y eventos internacionales obteniendo resultados excepcionales.

Elieser, ¿cómo llegas a practicar el tiro deportivo?

Empecé en el deporte por mi padre, quien fue un gran tirador en su tiempo. Cuando yo nací él todavía practicaba, y ya cuando fui creciendo él ocupó el puesto de Comisionado Provincial de este deporte, y siendo apenas un niño lo acompañaba al trabajo. Cuando se desarrollaban los juegos escolares el tema me fue llamando la atención. Así que con 13 años decidí que era eso lo quería hacer, pero también sabía que tenía que ser bueno porque la exigencia, el entrenamiento, y los resultados deberían ser el doble de buenos. Tenía la barrera bien alta.

Mis primeros años fueron en la Escuela de Iniciación Deportiva “Mártires de Barbados”, lo más parecido a una “cárcel para menores” y donde existían carencias muy grandes que te obligaban a sobrevivir. Mi primer año allí fue el más difícil de todos, pero obtuve varias medallas en juegos escolares.

¿Cuál fue el mejor consejo que recibiste de tu padre?

Mi padre Elieser Mora Guerra me dio muchas lecciones durante mi carrera, la más difícil de entender fue la humildad, él siempre me decía: “mientras más bueno seas en el deporte, más humilde debes de ser”. Yo comprendí que ahí radicaba la grandeza y no en las medallas. Cuando apenas comenzaba el salió a trabajar en otro país y yo me propuse no defraudarlo en el ámbito deportivo y lo logré, pues llegué a ser el atleta más laureado de los juegos escolares nacionales con 5 medallas de oro y una de bronce. De ahí fui llevado a la selección nacional juvenil que era la cantera directa al equipo nacional, y más tarde a la categoría de mayores.

Tras competir en los circuitos internacionales más relevantes de este deporte, ¿Cuál ha sido el oponente más difícil?

El tiro es un deporte bien riguroso porque la destreza que se emplea es muy grande, por lo que puedo decirte con toda confianza que el oponente más difícil que tuve que enfrentar sin duda alguna fui yo mismo. “Esta cabeza mía” me salvó y muchas veces me hundió en competencias. Ella era mi peor oponente pues en este deporte compiten muchos atletas, pero nadie te afecta en tu resultado. Todo depende de tí, es difícil que alguien se interponga entre tu pistola y la diana. En un deporte que requiere una concentración muy grande, lo cual también es muy complicado para los atletas cubanos que cuando salíamos a competir al extranjero teníamos que lidiar con un control, vigilancia, y una presión muy grande.

Quizás muy pocas personas conozcan que en el deporte también encontraste el amor, ¿cierto?

Sonríe- Cierto. El tiro no solo me dio la gloria de conquistar triunfos deportivos sino también en el amor, porque gracias a él, conocí a la mujer que es hoy mi esposa, mi amiga y con quien he conformado ese equipo. Su nombre es Mauren Roque Muzaurieta y ella es una de las razones por las que siempre le voy a dar gracias al deporte. Ella también practicaba tiro deportivo. Nos conocimos en un campeonato nacional y fue amor a primera vista. Ella me ha impulsado a llegar hasta aquí, que no ha sido nada fácil, pero me ha dado el aliento para seguir.

¿Qué planes futuros tienes?

No descarto en un futuro que podamos competir nuevamente, o formar a otros deportistas. Yo practiqué por 26 años este deporte, sabía que algún día debía decirle adiós. Junto a mi esposa han sido varios años compartiendo la misma pasión por el tiro y soñando en conformar nuestra familia. Creo que ha llegado la hora de poner esta prioridad y lograr también este sueño.

Por Yany Díaz (El Kentubano, edición 158, octubre 2022)

Exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad…