Rostros locales: Danny Adan, alentando esperanzas y apoyando a los recién llegados
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
Si en el año 2004 alguien le hubiera dicho que casi 20 años después se encontraría parado frente a un grupo de emigrantes dándoles la bienvenida y orientándoles en un nuevo comienzo en este país, jamás lo hubiera creído. Son miles de cubanos que han llegado a Louisville y conocen a Daynier Adan Deulofeu “Danny”, el trabajador social que en el Kentucky Refugee Ministries (KRM) los recibe cada semana.
“Yo llegué con mi familia mediante la Lotería de Visas, vine directamente a Louisville. Salimos de Cuba en circunstancias diferentes donde, talvez solo se podía emigrar de esa forma. Llegamos a este país, donde prácticamente no teníamos familia, el cambio de cultura fue brusco, como todos los comienzos nos tocó esforzarnos un poco más y mi familia y yo fuimos clientes del Kentucky Refugee Ministries.
¿Qué es lo último que recuerdas de Cuba antes de venir a los EEUU?
Ver como el gobierno cubano se quedaba con todo lo que un día construimos, con nuestra casa, nuestros recuerdos, nuestros olores. Solo me viene a la memoria “Casa tomada” del escritor argentino Julio Cortázar para poder describir esa partida en la que llegamos a este país con el corazón roto. Eran momentos difíciles donde se nos salían las lágrimas, en poco tiempo perdí en Cuba a mis abuelos, de los que me encontraba muy apegado.
Años más tarde tu carrera profesional te llevo a explorar otras tierras, ¿cuéntame cómo fue?
Fue una época maravillosa que valió la pena vivir pues tras graduarme de Historia del Arte de la Universidad de Louisville decidí emprender una nueva aventura profesional y me fui a estudiar a la Escuela de Cine de Cataluña en España. Fue una experiencia en la que pude mezclarme en la cultura de nuestros antepasados y en la que hice muchos amigos. Desafortunadamente la crisis que se vivió en ese país nos obligó a volver, pero guardo gratos recuerdos. Ya aquí en EEUU yo cumplí parte de mis sueños de trabajar en el cine y durante un tiempo fue uno de los proyectos que hice, pero decidí enfocar mi carrera profesional hacia otras metas.
¿Cómo llegas a trabajar a KRM?
En junio del 2015, una amiga me comento acerca de la vacante de profesor de inglés y decidí presentarme a la entrevista. Logré el trabajo y ese fue el comienzo. Mi labor como trabajador social está en la visión de esta organización: “alientas la esperanza, abogas por los recién llegados y transformas la vida de quienes buscan seguridad”.
¿Qué se siente ser parte de KRM?
Devolver con agradecimiento lo que recibí. Este fue uno de mis grandes sueños desde que llegue a este país. Yo trabajo aquí y me siento como si fuera mi casa, ellos son mi familia. Ellos me acogieron cuando llegué a este país y me ayudaron a salir adelante. Yo recuerdo que cuando nos bajamos del avión estaba una trabajadora social de KRM que se llamaba Susan y una joven llamada Dalay Méndez a quien estaban entrenando como trabajadora social. Nosotros fuimos su primer caso y hoy ella es mi jefa, es parte de nuestra familia y nosotros somos sus hijos.
¿Cuál es el mejor consejo que le pudiera dar un emigrante?
Aquí es necesario trabajar por los sueños, entregar lo mejor de nosotros, integrarnos en una nueva cultura y agradecer a este país que nos abrió las puertas para un nuevo comienzo. Cuando veo a un cliente que se acerca a nosotros y nos cuenta sus metas y sus ganas de echar para adelante, en ese momento me digo: “¡dale que hay que ayudarlo!”. Algunos se acercan y me preguntan por clases de inglés o comenzar a estudiar en este país, esa es la mayor motivación para trabajar, ver que aprovechan cada una de las oportunidades que ofrece esta gran nación. Trabajar en KRM me ha permitido nutrirme de cada de una de las culturas de nuestros clientes y es una experiencia enriquecedora y única.
Por Yany Díaz, El Kentubano (Edición 164, abril 2023)