El sistema de salud pública bajo la lupa de la eficiencia

El sistema de salud pública de Cuba, considerado por sus ciudadanos como un derecho inalienable y pregonado como uno de los grandes éxitos del régimen, no es inmune a los recortes bajo la campaña para una mayor eficiencia que ha implantado Raúl Castro, reporta AP.

El sector salud ha sido objeto de millones de dólares en recortes presupuestarios y de decenas de miles de despidos, y se puso en claro este mes que Castro busca nuevas vías de ahorro cuando el diario vocero del Partido Comunista, Granma, publicó detalles diarios durante dos semanas sobre los gastos del gobierno en cada producto y tratamientos, desde anestésicos y acupuntura hasta ortodoncias y transplantes de órganos.

Forma parte de una amplia campaña mediática que parece encaminada a desalentar el “uso frívolo” de servicios médicos, para explicar o erradicar temores de una disminución en el cuidado y recordarles a los cubanos que deben estar agradecidos de que la atención de salud sigue siendo gratuita, pese a los persistentes problemas económicos.

Pero también ha llamado la atención de analistas extranjeros que pronostican un mayor recorte o cambios importantes en el sector, que ha constituido un pilar del sistema socialista implantado después de la revolución de 1959.

“Muy a menudo los medios han llevado la voz cantante de hacia dónde se encaminan las reformas económicas”, comentó Phil Peters, un veterano observador de Cuba en el Instituto Lexington. “Supongo que hay cierto tipo de política a seguir, porque ese ha sido el patrón que se ha seguido”, agregó.

La lista de precios

Las notas publicadas por Granma, los afiches en las clínicas y los avisos de la televisión estatal dicen lo mismo: “Tu servicio de salud es gratuito, pero ¿cuánto cuesta?”.

La respuesta es que no es tanto según los estándares del extranjero, pero sí para Cuba, que gasta 190 millones de dólares anuales para pagar las cuentas médicas de sus ciudadanos.

Sobre la base de la tasa de cambio actual entre el peso y el dólar, el gobierno gasta 2 dólares por cada consulta médica, 4,14 dólares por cada radiografía y 6.827 dólares por cada transplante cardíaco.

Y no es que sea un servicio de lujo. La escasez ahora es generalizada y las condiciones sanitarias no son las ideales en instalaciones en visible deterioro, donde la pintura se pela en las paredes. Los pacientes a menudo traen sus propias sábanas, ventiladores, alimentos y agua durante sus internamientos en los hospitales.

Un médico clínico de La Habana aplaudió la campaña, señalando que está dirigida a un problema dominante: Al haber sido condicionados a pensar de que la salud es un derecho inalienable, muchos cubanos concurren al hospital cada vez que les da una tos o congestión nasal, exigen pruebas caras antes de ser examinados y algunas veces se comportan agresivamente si los médicos se niegan.

“El respeto hacia el médico se ha perdido”, destacó. “Algunos ya complacen al paciente con el temor a la reacción que puedan tener”, agregó.

El médico habló a condición de mantenerse anónimo, debido a que no tenía autorización para hablar sobre el sistema de salud pública con un periodista extranjero.

Los pedidos de entrevistas no fueron concedidos por el Ministerio de Salud Pública, aunque una portavoz dijo en una respuesta en un breve correo electrónico que los costos publicados en el Granma fueron el resultado de un cuidadoso estudio.

En términos de mercado

El simple hecho de que las cifras hayan sido publicadas deja entrever una serie de cambios en el concepto del servicio de salud pública, destacó Nancy Burke, directora del Programa Cuba en Diplomacia de Salud de la Universidad de California, en San Francisco.

“Resulta interesante que el sistema de salud pública, que siempre fue proclamado como un derecho humano básico, ahora ha sido expuesto en término de mercado”, afirmó Burke, un antropólogo médico que viaja anualmente a Cuba.

“Eso refleja mucho sobre las reformas de mercado de Raúl y la ideología… al informar eso. Es un verdadero cambio, un importante cambio en la manera de pensar sobre la atención de salud”, añadió.

Asimismo señaló que los médicos de la Isla son a menudo grandes fuentes de ingresos para Cuba, como por ejemplo cuando son enviados al extranjero para dar tratamiento a los pobres, como ocurre en Venezuela.

Las misiones internacionales cumplen con un propósito humanitario, pero reciben a cambio unos 28.500 millones de dólares en efectivo y petróleo subsidiado que la nación sudamericana le ha enviado a Cuba desde 2005, según el legislador venezolano de oposición Julio Borges, quien dijo usa información obtenida en los registros públicos para llegar a esas cifras.

Con el objeto de reducir los costos en Cuba, la prensa estatal ha instado a los médicos a usar su “ojo clínico” antes de recomendar exámenes de laboratorio costosos, y se refieren a la costumbre de la gente de almacenar medicamentos a fin de usarlos durante los períodos de escasez.

En un aviso de televisión, una mujer visita al médico y le pide una larga lista de píldoras. Cuando le pregunta por qué necesita tantas, ella responde: “Ay, doctor, para mi botiquín personal”.

“Me quedo paralizada cuando veo eso, no sé si reírme o llorar”, dice la bloguera Greter Torres Vázquez en un sitio de internet sobre asuntos juveniles cubanos.

“Acaso no habrán pasado por la experiencia de llegar a la farmacia, pedir un medicamento que le hace falta a la tía, la abuela, a mami, que el médico me dio la receta, es urgente ¿sabe? Y la dependiente le diga: “lo sentimos mucho, se nos acabó hace cinco minutos”, relata.

Sueldos miserables

Algunos se valen de la campaña para quejarse sobre la corrupción en los hospitales.

“Habría que publicar también lo que se les paga a los médicos, ese salario de miseria que considero una vergüenza”, dijo María Soto, de 62 años, residente de La Habana. “Y eso sí es grave y preocupante porque entonces pasan las cosas que uno sabe, se van, atienden mal, o peor cobran algunos servicios digamos clandestinos”.

Las autoridades se jactan continuamente de mantener una atención de salud gratuita y universal, pese a su economía de bajos recursos y a los 50 años del embargo económico impuesto por Estados Unidos.

Los expertos atribuyen la larga expectativa de vida y la baja mortalidad infantil al énfasis del gobierno en prevención y a la relación doctor-paciente. Las escuelas de medicina cuentan con voluminosas promociones de graduados, y se supone que cada uno de los 11 millones de habitantes debe recibir la visita de un médico por lo menos una vez al año.

El cobro por la atención de salud sería algo dramático y un improbable giro de 180 grados, pero con el 15% del presupuesto dedicado a la salud, La Habana no tiene otra opción que hacer que el sistema sea más eficiente donde quiera que fuese.

Después de haber aumentado gradualmente durante cinco décadas hasta llegar a los 206 millones de dólares en 2009, el gasto de salud ha declinado, hasta llegar a los 190 millones de dólares el año pasado, según las cifras del gobierno. Los funcionarios insinúan que se avecinan más recortes.

Por estos días, las autoridades están en contra de los “gastos irracionales” y han eliminado más 50.000 empleos menos calificados en el sector salud, señalando a las clínicas con exceso de personal y ambulancias con varios conductores.

Algunos cubanos dicen que la espera en los hospitales parece haber aumentado, y las medicinas, equipos y jabón están cada vez más escasos.

El médico clínico consultado por la AP dijo que no han empeorado ni la escasez ni las quejas, aunque los médicos siguen teniendo que atender a un gran número de pacientes con un sueldo de apenas 25 dólares al mes.

La Habana  se encuentra en una disyuntiva en lo que respecta a la salud: Demasiado cambio podría ser visto como una traición al contrato socialista, pero demasiado poco no aliviará el peso sobre la agobiada economía, dijo Sergio Díaz-Briquets, un demógrafo que vive en Estados Unidos y autor de La Revolución de Salud en Cuba.

“Puede que se trate de un fenómeno universal de que los sistemas de salud son caros”, agregó, “pero Cuba quizás no pueda afrontar tener la clase de servicios que ellos afirman tuvieron en el pasado”.

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