Opinión: Cuba, sin castrismo, podría exportar 42 veces más

La más peligrosa y activa “contrarrevolución” que opera en Cuba son las estadísticas. Para mostrar el cataclismo ocasionado por el castrismo a los cubanos nada mejor que utilizar las pocas cifras que ofrece la dictadura y hacer comparaciones “subversivas”.

Un área muy práctica en particular es el comercio exterior. Porque siendo Cuba un país de economía sumamente abierta, o sea, dependiente del sector externo muy por encima del interno, exporta muy poco pues produce poquísimo, y cada vez menos; sobre todo ahora que el castrismo ya está muerto y solo faltan los funerales.

En un mundo cada vez más interconectado no es posible la autarquía o autosuficiencia de economías llamadas cerradas de tiempos pretéritos. Hoy en mayor o menor medida son abiertas al mundo comercial, financiero, tecnológico y científico internacional.

Muy pocos países tienen un bajo porcentaje del comercio exterior dentro del Producto Interno Bruto (PIB). Según el Banco Mundial, en 2016 los países más “cerrados” eran Sudán, con un 22,4% de su comercio exterior como parte del PIB; Pakistán (24,5%), Brasil (24,6%) y Argentina (26,1%).

La economía de Cuba socialista, es tan abierta, sin tener casi nada que exportar, que solo se ha mantenido a flote a base de subvenciones extranjeras, petróleo gratis, remesas familiares básicamente desde EEUU, y la explotación de médicos en decenas de países cuales esclavos modernos, algo que la dictadura contabiliza como “exportación de servicios”, y no lo es.

El caso de China

China no progresó a la par que otras naciones del planeta en el siglo XIX durante la Revolución Industrial, y la mayor parte del siglo XX porque se aisló del mundo. Durante milenios en los mapas ordenados por los emperadores chinos, hasta el siglo XIX, aparecía China en el centro del planeta.

El vastísimo país asiático se percibía a sí mismo como “el ombligo del mundo”. Todo lo que no era chino era secundario. Los países periféricos, como Corea, Vietnam, o Japón, constituían un primer círculo de pueblos que habían asimilado la cultura y los caracteres chinos. Más allá en el mapa se encontraban los pueblos no chinos de Asia.  Y solo después se ubicaban los waiyí (bárbaros), incluyendo Europa, y más lejos aún América. Millones de chinos nacían y morían sin saber que había seres humanos sin los ojos rasgados.

Pero luego de echar a un lado el sistema económico comunista, luego de la muerte del genocida Mao Tse Tung, China se abrió al mundo y hoy es la mayor potencia exportadora. En 2021 exportó por valor de tres billones de dólares, casi el doble que los 1,7 billones de EEUU.

Todo esto da la medida de lo pernicioso que es para Cuba el constante llamado a cerrar la economía y sustituir importaciones que hacen Díaz-Canel y demás jerarcas dictatoriales. Así lo hizo, con lamentables resultados para América Latina, el economista antiliberal argentino Raúl Prebisch, como secretario ejecutivo de la CEPAL (1950-1963).

Prebisch insistía en la sustitución de importaciones y en crear barreras proteccionistas, estrategia que él llamaba “crecer hacia dentro”. Ese aislacionismo promovido por la CEPAL hundió la competitividad comercial en América Latina, generó deudas externas fabulosas, redujo el ritmo de desarrollo industrial en la región y la atrasó con respecto a Asia, donde hicieron lo contrario: decidieron primero crecer hacia afuera, para financiar el crecimiento hacia dentro. Así lo hicieron incluso los partidos comunistas en el poder en China y en Vietnam.

Las naciones asiáticas liberaron su comercio (solo Corea del Sur protegió su industria), abrieron sus puertas a las inversiones extranjeras, y sus gobiernos hicieron grandes gastos en educación y aprendizaje tecnológico. Y hoy forman parte del Primer Mundo varios países asiáticos que eran más pobres que los latinoamericanos en los tiempos de Prebisch.

La Cuba “liberada” exporta hoy 4,3 veces menos que en 1958

Cuba antes de 1959

Volvamos a Cuba. En 1958, cuando era “explotada por el imperialismo”, la Isla exportó bienes por valor de 732 millones de dólares, equivalentes a 7.488 millones de dólares de hoy, pues el dólar de 1958 vale hoy 10.23 dólares, según los cálculos de los expertos de dineroeneltiempo.com.

En cambio, en 2021 la Cuba liberada por los Castro y el aventurero argentino Che Guevara, exportó bienes por valor 1.548 millones de dólares, ¡4,8 veces menos!

El valor per cápita de las exportaciones cubanas en 1958 fue de 1.152 dólares de hoy por cada uno de los 6,5 millones de habitantes entonces. Si congeláramos en el tiempo ese per cápita y lo aplicáramos en 2021 el valor de las exportaciones de bienes de Cuba habría sido de 13.017 millones de dólares, 8,4 veces superior a lo vendido por Raúl “El Cruel”.

Y hay más, todos los países en estas seis décadas transcurridas multiplicaron sus exportaciones por tres, cuatro, cinco, o más veces. La pujante Cuba (su ingreso per cápita en 1958 duplicaba al de España) no habría sido la excepción. Asumiendo que hubiese multiplicado por cinco sus ventas externas, la Isla en 2021 habría podido exportar 65.085 millones de dólares, ¡42 veces más!

El caso de Chile y el caso de Cuba

Santiago de Chile

En 1958, Cuba y Chile tenían una población casi similar (Cuba 6,6 millones de habitantes y Chile, 7,2 millones) y un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita casi idéntico: Cuba 356 dólares, y Chile 360 dólares. Y las exportaciones de bienes tenían valores muy similares, según datos de la ONU.

Pues bien, el Chile “explotado por el capitalismo”, en 2021 exportó por valor de 89.950 millones de dólares, según cifras oficiales, o sea, 4.684 dólares por cada uno de los 19,2 millones habitantes del país. La Cuba socialista, en cambio, exportó apenas 137 dólares por cada uno de los 11,3 millones de cubanos de la Isla, ¡34 veces menos per cápita!

El colmo es que Cuba hoy sigue dependiendo básicamente de los mismos cuatro productos de 1958 para sus exportaciones, con el agravante de que ya ni azúcar exporta, sino solamente níquel, tabaco y ron, y en cantidades menores cada año.

Recientemente, el economista Emilio Morales reveló estadísticas oficiales que muestran que en 2013 los ingresos en divisas de Cuba, incluyendo las exportaciones de bienes, fueron de 17.401millones de dólares y cayeron a 5.184 millones en 2021, para un desplome de 12.217 millones.

En 2013 Cuba exportó 449 millones de dólares en azúcar, y en 2021 por valor de 78 millones. Y en 2022 no va a exportar ni una sola libra y tendrá que importar azúcar para cubrir el consumo nacional (650.000-700.000 toneladas), pues produjo apenas 473.000 toneladas.

Increíble, la otrora azucarera mundial ya no exporta azúcar, la tiene que importar, y encima no tiene dinero para ello. Quién se lo habría dicho a Julio Lobo o a los Gómez-Mena en los años 50.

Cuba ha tenido 60 déficits comerciales en 61 años de socialismo

Ya vimos que Cuba en 2021 exportó apenas 137 dólares por habitante, pero importó 746 per cápita, cinco veces más, con dinero mal habido o regalado desde EEUU. Compró productos por valor de 8.431 millones de dólares, incluyendo unos 2.000 millones en la compra de productos agrícolas y pecuarios que se podrían haber producido en la Isla. Se gastaron 526 millones en carne (280 millones en pollo congelado de EEUU) y 328 millones en arroz, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Y algo muy elocuente para terminar con este panorama estadístico “contrarrevolucionario”. En los 61 años transcurridos desde que, en la esquina de 23 y 12 del Vedado, Fidel Castro proclamó el carácter socialista de su “revolución”, Cuba ha sufrido 60 enormes déficits en su balanza comercial, con la casi simbólica excepción de un excedente de diez millones de dólares en 1974. Esos excesos de importaciones por encima de las exportaciones siempre han sido financiados por mecenas foráneos, o se han acumulado como deudas externas que La Habana nunca ha pagado, ni pagará.

En fin, estas son algunas de las tantísimas verdades mostradas con la fría y desideologizada exactitud de las matemáticas sobre la gran estafa del siglo XX en América: la “revolución cubana”, el mayor flagelo socioeconómico que ha tenido país alguno en este continente.

Fuente: Roberto Álvarez Quiñones, diariodecuba.com

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