Opinión escrita: Cuba se hunde en el olvido

Cuba no produce azúcar suficiente ni para abastecer las escuálidas cuotas de la cartilla de racionamiento o canasta. La isla tendrá que importar grandes cantidades del producto que durante siglos la hizo grande y ahora, con una cosecha próxima a las de la guerra de independencia, la avergüenza.

El Juego de las Estrellas del béisbol cubano, máximo exponente de la pasión de los isleños por su deporte nacional se ha suspendido en la temporada.

La famosa heladería Coppelia de La Habana, la de las colas interminables cualquier día del año, anda de capa caída.

Cuando el azúcar, la pelota y los helados fallan en Cuba, por no hablar de la música y el ballet tras incontables fugas de artistas al norte, está claro que allí “se acabó la diversión” del todo. Y no en el sentido que el compositor Carlos Puebla le dio a la frase en su famosa canción de bienvenida a la revolución, Y en esto llegó Fidel.

No en vano Cuba vive una crisis migratoria sin precedentes que recuerda a la de los balseros en 1994. El año pasado, la cifra de cubanos que entraron a EEUU por tierra pulverizó los tristes récords anteriores al acercarse a los 300.000. Y otros 6.182 prófugos abandonaron la isla por mar en el año fiscal 2022. Un éxodo de proporciones bíblicas. Además, unos 3.000 cubanos han sido deportados desde esta tierra prometida en lo que va de año. Otros 30.000 han recibido autorización de viaje por el procedimiento de “parole”. Pero en la cola para obtener ese visado especial hay más de 380.000 solicitudes.

“La crisis que atraviesa mi país es peor que la de los años noventa”, causada por la caída de la Unión Soviética y de sus cuantiosas ayudas. Esto opina el catedrático emérito de Economía en la Universidad de Pittsburgh y uno de los mejores conocedores de las finanzas de Cuba, Carmelo Mesalago. “La situación –añade en conversación telefónica– es la peor que se vive allí desde la Gran Depresión” de 1929.

De unos meses a esta parte, la penuria se nota especialmente en dos carencias que han vuelto la vida de los cubanos aún más difícil de lo que venía siendo antes de la bofetada de la pandemia: la crisis del combustible y la práctica desaparición de la carne de cerdo.

La carencia de petróleo y sus derivados ha convertido en pesadilla el de por sí complicado transporte por carretera. Las colas para llenar el depósito son interminables. La causa principal puede estar en la disminución de las entregas de Venezuela, que han pasado de más de 100.000 barriles diarios en los mejores tiempos a la mitad ahora. Pero, a falta de datos transparentes, proliferan las especulaciones. Mientras algunos expertos apuntan a problemas para procesar el crudo que viene de Venezuela, otros sugieren la posibilidad de que Cuba esté incurriendo en un exceso de exportaciones de refinados a fin de recabar divisas.

En todo caso, la exasperación en la cola del surtidor es, para miles de cubanos, un martirio añadido al de un salario y una canasta complementaria que ni de lejos cubre las necesidades familiares. El sueldo medio actual, una vez ajustadas las cifras a la inflación, equivale a la mitad del que era en 1989, antes del fin de la URSS.

Podrá decirse que la sanidad, joya de la revolución, sigue siendo mejor que la de los países del entorno. De hecho, el número de médicos por cada 10.000 habitantes, unos 90, es el mayor del área.

Pero parte importante del personal sanitario está en “misión internacionalista” por alguno de los más de cincuenta países incluidos en el programa correspondiente.

Porque la medicina es hoy día un sector de exportación y obtención de divisas mucho más importante que el turismo: los alrededor de 24.000 médicos, enfermeros y demás trabajadores de la sanidad desplazados fuera reportan unos 4.000 millones de dólares anuales al país, la mitad de lo que aportaban en el 2017, pero diez veces más de lo que el país recauda del turismo sin descontar unos costes situados en alrededor de un 60% de la facturación en el sector, según el profesor Mesa-lago.

El hecho es, de acuerdo con la misma fuente, que del 2008 al 2021 el número de médicos de familia en la isla se redujo un 34% y el de hospitales, un 32%. Y esto cuando Cuba es el país más envejecido de América y se prevé que en el 2050 sea el segundo más envejecido del mundo.

Mucho más importante resultan los alrededor de 7.000 millones de dólares que los cubanos reciben de sus familiares en el exterior, la mitad en efectivo y la mitad en especie, gracias al establecimiento en Miami y otras ciudades de tiendas donde cualquiera puede comprar ropa, alimentos o medicinas que los suyos en la isla reciben al día siguiente.

Así que, de algún modo, son los cubanos los que salvan a los cubanos. Pero no dentro del país, donde Gobierno y sistema se muestran ineficaces. Y donde la disidencia y las protestas, que a duras penas persisten tras la violenta represión de la revuelta del 11 de julio del 2021, no terminan de germinar en un movimiento capaz de forzar un verdadero cambio.

En cuanto al exterior. ¿Quién se acuerda de Cuba? ¿Qué gobiernos internacionales apoyan y ayudan a los cubanos y hasta qué punto? Pocos piensan ya en lo que pueda venir de fuera. Muchos piensan, en cambio, en irse fuera.

Fuente: La Vanguardia, Fernando García (Fragmentos). Imagen: Omar Santana, hypermedia magazine

(Publicado en El Kentubano, edición 167, julio 2023)

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