Revelan informe sobre situación del agua potable en la Isla
Un estudio interdisciplinario realizado desde la Universidad de Miami (UM) ha puesto el foco sobre la situación del agua potable en la Isla, sujeta a la contaminación por diversas causas, pero que atribuye sobre todo a una infraestructura obsoleta y deteriorada.
La investigación ha estado a cargo de la profesora de Ingeniería Helena Solo-Gabriele, del profesor de la Escuela de Comunicación Joseph B. Treaster y del sociólogo de la Universidad Católica de América Enrique Pumar y busca determinar la disponibilidad del agua, su calidad y el impacto que pueda tener en la salud de las personas.
Para ello, según recoge la página oficial del Colegio de Ingeniería de la UM, estudiantes que participan en el proyecto han registrado 471 entrevistas a través de un cuestionario de 43 preguntas a personas que llegan al Aeropuerto Internacional de Miami procedentes de Cuba.
Solo-Gabriele considera que los problemas de agua de la Isla provienen sobre todo de una “infraestructura obsoleta y deteriorada”.
“Los sistemas de agua y alcantarillado originales de la isla fueron instalados por los españoles durante el Gobierno colonial. Se ha hecho muy poco mantenimiento al sistema en las cinco décadas posteriores a 1959”, dice.
“La escasez diaria de agua, las tuberías con fugas, los inodoros que no funcionan y el agua contaminada son desafíos comunes”, según las primeras conclusiones del trabajo.
“Esto puede sorprender a muchas personas, especialmente a los miles de turistas que visitan la Isla” (…), pero las condiciones en los hoteles donde se hospedan los días que están en Cuba, nada tienen que ver con la realidad diaria del simple cubano.
Sobre la capital en concreto, Solo-Gabriele precisa que gran parte del problema proviene del acuífero debajo del río Almendares.
“El río está recibiendo todas las aguas residuales y el agua de los ríos se filtra en el acuífero, poniendo en riesgo el agua potable”, señala.
De acuerdo con los especialistas a cargo del estudio, entre las conclusiones iniciales destacan que “la escasez de agua afecta a los ciudadanos cubanos casi a diario” y que las “tuberías anticuadas están tan corroídas que a menudo el agua se contamina”.
Asimismo, sostienen que “la mayoría de los cubanos tienen cisternas o tanques de agua en sus patios para almacenar agua porque los sistemas oficiales de distribución generalmente proporcionan agua corriente por algunas horas al día” y que “la presión del agua es un problema en muchos edificios, donde los residentes tienen que recurrir a cubos para bañarse”.
Otra cuestión que contribuye a la contaminación es que “la eliminación de la basura es irregular y a menudo termina en el agua, causando problemas de salud”.
Pumar, que nació en Cuba y visitó la Isla en los años 70 y 80, dice que estaba sorprendido por la magnitud de los problemas del agua, y señaló que sus entrevistados recién llegados a Miami provenían de varias provincias de la Isla.
“Incluso hemos oído hablar de personas enfermas por el agua embotellada que compraron en el mercado negro”, dice. “Un periodista se enfermó porque pidió hielo en un restaurante”, añade.
Los autores de la investigación presentaron sus conclusiones en el Instituto de Estudios Avanzados de las Américas de la Universidad de Miami en la primavera de 2017. Pretenden publicarla en la revista Cuba in Transition y escribirán un artículo también para Cuban Affairs.
Además planean lanzar un sitio web con todos los datos recopilados “para ayudar a las organizaciones y empresas interesadas en invertir en la Isla a familiarizarse con los desafíos”.
En el lado práctico, los investigadores quieren que el sitio web sea útil para los cubanos en la Isla y los cubanoamericanos que visitan a sus familias y amigos, con consejos útiles para evitar enfermedades producto de la contaminación del agua, según declara Pumar.