Historia: Ric Prado, un guerrero de las sombras
El cubano con el más alto rango alcanzado como oficial de la CIA.
Capítulo uno: El atardecer de Cuba, ciudad de Manicaragua, actual municipio del mismo nombre ubicado en las montañas del Escambray, en la provincia de Villa Clara. Corría el año 1958, cuando el joven Enrique presenció el primer combate armado y escuchó el estremecedor sonido de las balas. Cuatro años después, sus padres, tomarían la decisión más difícil de sus vidas y lo enviarían en un avión a los EEUU. Fue ahí donde comenzó la primera travesía, escapando del comunismo voraz que muchos años después ayudaría a enfrentar en Latinoamérica.
Detrás del teléfono, mientras ojeo las páginas de un libro, lleno de anotaciones mi agenda con varias preguntas alimentadas por mi curiosidad de periodista alguien responde mi llamada. Se trata de Ric Prado, autor de “Black Ops: La vida de un guerrero en la sombra de la CIA”, un auténtico bestseller internacional en Amazon, The New York Times y Google. Y es que la fascinante historia de “Ric” Prado saca a la luz no solo sus memorias, sino el inmenso patriotismo de un emigrante que sin apenas soñarlo formó parte de las misiones más relevantes de la historia reciente de la Agencia Centra de Inteligencia de los EEUU.
Su libro comienza en Cuba, bajo la primera operación que marcó su vida.
Yo vine bajo la Operación Pedro Pan. Llegué en abril, 1962, un año después de Bahía de Cochinos. De ahí me mandaron a un orfanato en Pueblo, Colorado. Esa etapa de mi vida fue difícil, pero el verdadero sacrificio y dolor fue lo que sufrieron mis queridos padres. Mi papá, fue un caballero, me crio para ser “el hombrecito.” Eso y su palabra de que nos veríamos otra vez me dio las fuerzas. Yo creo que fui el único niño que no lloró en el orfanato.
Usted ha sido el cubano que alcanzó el más alto rango como oficial de la CIA, ¿soñó en algún momento aquel niño que vino en un avión solo a EEUU en llegar a la Agencia Central de Inteligencia de los EEUU?
Un maestro en Junior High School me “infectó” con el entusiasmo para leer que tengo hasta hoy día. Leí mucho de las aventuras que tuvieron los espías americanos durante la Segunda Guerra Mundial, y todas las novelas de James Bond, por Ian Flemming.
¿Qué lo motivó a entrar en la vida militar?
Cuando me gradué de high school, desarrollé una “deuda de honor” a este gran país que nos acogió. Un día, cuando peleé con unos hippies que trataban de quemar la bandera americana, sentí por primera vez el orgullo de hacer algo arriesgado, pero por razones justas. Seis meses después, voluntariamente entre a una unidad especial de la Fuerza Aérea, llamada Pararescue. De paracaidista, a buzo militar, y paramédico, el entrenamiento fue de 18 meses. Fue entonces cuando ya había transitado por un entrenamiento militar que tuve la oportunidad de entrar y poder ser parte de esas misiones.
Fueron muchas las misiones que llevó a cabo. En su libro Black Ops cita las más relevantes: “con mis buzos Misquitos, volamos el muelle de Puerto Cabeza, Nicaragua, donde entraba toda la logística militar de la Unión Soviética vía Cuba comunista”… “El rescate bajo fuego intenso de mi equipo de buzos en otra operación, cuando se extraviaron en Nicaragua”… “Confrontado con tres asesinos terroristas en Filipinas, los logré inmovilizar antes de que ellos usaran sus armas de fuego”…, ¿sintió miedo a morir en algún momento?
Nunca sentí miedo, no por coraje extraordinario, sino porque siempre he creído que Dios nos pone en el camino donde nos necesita y allí nos protege.
¿Qué dijo su familia cuando leyó el libro y de todos los sucesos narrados?
Sonríe- Mi esposa sabía poco de lo que yo hacía. Ella sabía que yo estaba en la CIA, pero no los detalles. Ella también es cubana y reconoce que la libertad que tenemos aquí no viene gratis. Después de leer el libro, mi esposa se enteró más del ochenta por ciento de mis hazañas. Recuerdo que entraba a la habitación con el libro en la mano y me preguntaba: “¿esto fue así?”. “Si”, le respondía asintiendo con la cabeza.
¿Constituyen “Black Ops” sus memorias?
Más que mis memorias es una forma de honrar este viaje que ha sido mi vida y de la que me siento profundamente orgulloso. El libro está diseñado para hacer una interpretación correcta de lo que es mi agencia y lo más importante: hacer pública y honrar la dedicación, patriotismo y sacrificio de mis colegas. Principalmente, escribí “Black Ops” para demostrarle a nuestros compatriotas americanos que la CIA es una organización moral, eficiente y necesaria. Sobre todo, para reparar la mala reputación que Hollywood y las novelas muestran de mis colegas.
Según pude leer en su libro dispuso su vida una y otra vez en arriesgadas misiones. Hoy se encuentra retirado de la agencia, cuando mira hacia atrás al niño que llegó solo a este país y en todo lo que ha hecho por América desde las sombras, ¿qué siente?
Siento orgullo, pero más que nada gratitud que Dios me dio una misión única para ayudar mantener nuestra libertad en los EEUU y representar la lealtad de un cubano salvado por este país.
Por Yany Díaz, El Kentubano (Edición 172, diciembre 2023)