Opinión: Cancelación de deuda estudiantil es un subsidio para privilegiados

Con el decreto del perdón de hasta $10,000 de deuda estudiantil la administración Biden acaba de comprarse un par de asientos en el Congreso de cara a las midterms.

Es indudable que millones de egresados se pondrán alegres al ver que parte o incluso la totalidad de su deuda estudiantil queda saldada por cuenta del Gobierno. Sin embargo, el americano promedio no debería estar tan feliz pues vienen más impuestos de por medio para financiar el gasto para comprar las elecciones de noviembre por parte de los Demócratas.

Para comenzar, esta medida beneficia desproporcionadamente a personas que no necesitan ayuda monetaria. El egresado promedio de universidad americana tiene un ingreso de entre $39,000-$53,000 anuales, es decir, gana lo mismo que la mediana del ingreso o hasta 13,000 dólares más, y bajo ningún estándar es una persona que se encuentra por debajo de la línea de pobreza ubicada en los $12,880.

En segundo lugar, las condiciones para pagar los créditos federales son bastantes laxas, la ley actual contempla que el pago del crédito no puede exceder el 10 % del ingreso del deudor y el decreto de Biden lo reduce al 5 %, al final, hasta una de cada cinco personas nunca terminará pagando su préstamo universitario.

El decreto de Biden costaría hasta $300,000 millones a los contribuyentes, aunque el Partido Republicano afirma que el costo real del perdón de la deuda podría ascender hasta los $400,000 millones.

Pero tal vez lo más triste de todo es que solo una fracción de este dinero pudo haber sido destinado a programas sociales que si ayudarían a los americanos de menores ingresos de verdad y que tendrían mucho más impacto en las condiciones de vida de estas personas que la compra de votos masiva a la clase media que el presidente Biden acaba de hacer pagándole sus deudas estudiantiles.

Con una inflación que ha alcanzado niveles históricos, los precios del gas por las nubes, la criminalidad agobiando a los americanos, la frontera en crisis y los padres preocupados por el adoctrinamiento del que están siendo víctimas los niños en las escuelas, acercarse a los jóvenes y a sus familias con un regalo como condonar la deuda universitaria parece más efectivo que intentar solucionar los problemas que la actual administración ha creado.

Para decirlo claramente, condonar la deuda estudiantil es sacar dinero a la clase media y baja —que son los más afectados con los impuestos y la inflación— para darlo a quienes tienen la oportunidad de acceder a educación superior. No parece para nada justo que el Partido Demócrata quiera comprar los votos de los jóvenes educados con el dinero de los americanos de clase trabajadora.

Por más que los demócratas romanticen este “subsidio a la educación”, la realidad es que irá destinado a subsidiar hogares con ingresos en promedio superiores a los $75,000 al año a costa de todos los americanos.

Fuente: elamerican.com

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