Rostros locales: Gabby Serrano, satisfacción en sus logros profesionales y personales

Gabby Serrano es de esos seres humanos que irradia. No se trata solo de su determinación y su optimismo que la llevo a sortear los obstáculos más difíciles para llegar a convertirse en quien es hoy. Tras conocerla supe de inmediato que ella es como el ave fénix, un símbolo de resiliencia, que puede renacer de situaciones adversas y salir adelante.

“Yo soy una mujer transgénero y me amo como soy, en quien me he convertido, y agradecida con todo lo que he logrado”, me cuenta. Vengo de Velasco, un pueblo que pertenece al municipio de Gibara en la provincia de Holguín, al norte de Cuba.

Hablemos de tu infancia…

Fue una infancia marcada por mucho trabajo, éramos muy pobres, mi papa desafortunadamente falleció y a mi madre le tocó sacarnos adelante. En pleno periodo especial. No puedo describirte lo duro que fue, pero también lo mucho que me enseñó a luchar siempre, por ser una persona independiente y a no rendirme. No imagina la afortunada que soy de poder ayudarlos hoy. Por otra parte, yo nací siendo un niño, y yo me decía a mí misma que algo no se correspondía con lo que la sociedad dictaba que debía ser, pues a medida que iba creciendo me daba de cuenta que era diferente, y pasé por varias etapas hasta que me llevaron al autodescubrimiento y la aceptación.

¿Qué sucedió en ese momento?

Cuando estaba en el preuniversitario era promotor cultural y aprovechaba las actividades para disfrazarme de mujer y me sentía cómodo. Ahí comencé a sentir que nada me importaba, si fue difícil, pero me dejó de interesar lo que dijeran de mí, a quererme y aceptarme. Conocí a alguien que me apoyo muchísimo y aunque sufrí rechazo de muchas personas, todos los que de verdad me importaban terminaron aceptándome. Recuerdo que cuando comenzaron a otorgar las carreras universitarias yo tenía uno de los mejores escalafones en la escuela. Sabía que tenía que estudiar alguna carrera rápida para ayudar en la casa y la única opción que había era Tecnología de la Salud, y escogí Optometría. Tenía una vecina que me decía: “estudia para que seas profesional, para que nadie solo te vea porque eres gay, sino como el profesional en que te estás convirtiendo”.

¿Qué sucedió cuando te graduaste de la Universidad?

Me convertí en esa profesional que quería ser. Terminando la Licenciatura me llamaron para cumplir misión internacionalista en Venezuela y lo vi como una oportunidad de ayudar a mi familia, pero cuando regresé a mi pueblo tras el primer año supe inmediatamente que con mil años más de misión jamás iba a poder ser capaz de ofrecerles todo lo que necesitaban. Cuando retorné a Venezuela decidí desertar, y con mucho trabajo llegué a Colombia. Recuerdo que me robaron en esa travesía hasta el último peso que llevaba encima, pero eso no me detuvo.

En esos años los profesionales que desertaban no podían regresar jamás a Cuba, ¿cierto?

Yo lo sabía, pero a veces hay que tomar decisiones difíciles y a mí me toco la más difícil. Preferí estar lejos de ellos y poder ayudarlos. No me arrepiento de un solo minuto porque fueron esas circunstancias el impulso que necesitaba para llegar a este país. Yo vine a este país no por un parole médico, sino como miles de cubanos cruzando las fronteras del continente y arriesgando cada minuto mi vida. Llegué en mayo del 2013 y sabía que aquí tenía que salir adelante y poco a poco me fui abriendo puertas tanto en la vida personal como profesional.

Aquí renaciste de nuevo…

Si, aquí comenzó mi transformación, comencé a amar vestirme de mujer y amé esa imagen en el espejo. Inicié una vida nueva, encontré el apoyo que necesitaba y te puedo decir que me amo como soy, amo lo que soy. Cada vez que hablo con mi madre, que me acepta como su reina, como su princesa, siento que nada más me importa en el mundo que apoyar a todos los que necesiten de mí.

¿Qué planes futuros tienes?

A mí me gusta apoyar a las personas que llegan a este país y pienso seguir haciéndolo mientras pueda. También me encuentro en un momento profesional muy importante para la compañía con la que trabajo y este año voy por más metas que me he propuesto.

Por Yany Díaz, El Kentubano (Edición 162, febrero 2023)

El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad

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