Rostros locales: Henry Romagosa, la añoranza de una Cuba libre

Exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad

“Mi último recuerdo de Cuba fue la imagen de mi madre Blanca Bezos”, me cuenta Henry. A su memoria afloran los últimos momentos del 7 de diciembre del 1961, en el aeropuerto de La Habana, cuando su madre lo veía detrás de un cristal, minutos antes de abordar un vuelo de la aerolínea PAN AM, que lo salvaría del verdadero monstruo que es el comunismo. “En ese momento no sabía si nos volveríamos a ver nuevamente. Yo era un adolescente y estaba dejando atrás no solo mi familia, sino la tierra donde nací”.

Enrique “Henry” Romagosa Bezos, no olvida el instante en que su vida cambió para siempre. Su historia forma parte de los testimonios de la Operación Pedro Pan, considerada el mayor éxodo infantil del siglo XX en Occidente y que salvó a 14.048 niños de la hecatombe castrista. La operación, iniciada un 26 de diciembre de 1960 y que oficialmente concluyó el 23 de octubre de 1962 con la suspensión de todos los vuelos comerciales entre EEUU y Cuba, se efectuó poco después de la llegada al poder de los barbudos.

¿En qué momento decidieron sus padres enviarlo a EEUU?

Nací en el Central Francisco, hoy Amancio Rodríguez, en la provincia de Las Tunas. Yo tenía una “boca muy abierta” y yo expresé mis ideas acerca del régimen por lo que el director del bachillerato llamó a mis padres y les dijo que me fuera del país. Yo recuerdo que cuando salí de Cuba solo me acompañó una maleta de tela que llamábamos “gusano”, como nos llamaba el régimen a nosotros. Yo conservo el mío. Yo salí con el gusano y un libro de ajedrez, que me quisieron quitar. Aun están guardados en el sótano de la casa. El día en que muera esa parte de mi historia quedará allí.

Fuente: Salem Press, University of Miami, Cuban Heritage Collection

¿Cómo fueron los inicios tras llegar a EEUU?

“Llegué a este país con 17 años, en el campamento me preguntaron que quería hacer, yo les respondí que había escuchado que había buenas escuelas en Boston y que yo lo que quería era estudiar. Ellos me mandaron a allí y tuve la oportunidad de contar con el apoyo y la guía para poder estudiar en este país. Debo decir que se portaron muy bien conmigo, mi inglés era muy pobre, pero tenía una asistente social que velaba por mi bienestar. Con mucho esfuerzo llegué a la Universidad y me gradué en Ingeniería Química.

¿Cómo fue la etapa profesional

Luego de graduarme de la Universidad trabajé en compañías en su mayoría petroleras donde tuve la oportunidad de viajar por 40 estados del país y 35 países. Tuve una carrera profesional muy fructífera de la que siento profundamente agradecido porque pude hacer lo que quería. He tenido una vida maravillosa y a veces me pregunto que hubiera sido de mi si me hubiera quedado en Cuba bajo esa dictadura.

¿Volvió en algún momento a ver a su madre?

Afortunadamente si, tres años después en la ciudad de Chicago, donde vivía mi hermana y lo primero que me pregunto cuando me vio fue: “¿Mi hijo estás comiendo bien?”.

¿Regresó alguna vez a visitar Cuba?

No, nunca regresé y no creo que lo haga. Yo no soy partidario de ese gobierno que le ha traído tanto sufrimiento y destrucción al pueblo. Cuando la gente me pregunta siempre respondo que la Cuba donde yo nací, donde viví una infancia feliz ya no existe, todo lo que conocí no existe. Sueño con el día en que el pueblo cubano reconozca que tiene el derecho de vivir en libertad y que el poder es de ellos y no del régimen.

Por Yany Díaz, El Kentubano (Edición 164, abril 2023)  

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