Arte local: Vivas Band, rockeros hasta la médula

Luz Vivas es un orgulloso pinareño, amante de la democracia, que vive y respira el rock, que sueña con una Cuba libre, y sobre todo, un rockero hasta la médula.

El Kentubano, edición 137, enero 2021. Por Yany Díaz, El Kentubano

¿Quién dijo que el rock no se transmite en el ADN? Podría parecer una locura, una afirmación descabellada, pero muy cierta. Quizás porque no conocen a Luz Vivas y sus dos hijos, una familia que vive, sueña y respira los acordes de un género que por su rebeldía llego a desafiar el arte mundial.

Tras esta familia conformada por Luz y Yudith Delgado, se esconde una verdadera pasión que han legado a sus retoños no solo por la música, sino también por el amor a su país, que, aunque no es el mismo que el de sus descendientes, si le han legado ese sentimiento de respeto a las raíces y sobretodo el verdadero valor de la libertad.

¿Quién es Luz Vivas?

“Un cubano, pinareño, un rebelde de mi tiempo, un amante de la democracia, que vive y respira el rock, que sueña con una Cuba libre y sobre todo un rockero hasta la médula”

Esa pasión por el rock viene desde Cuba, ¿cierto?

“Hace 25 años formé parte del grupo Albatross. Hacíamos en esa época una especie de heavy metal “primitivo”. Nos dejábamos crecer el pelo y hacíamos nuestra música creando nuestros propios instrumentos. Buscábamos ensayar y enfrentábamos ese monstruo de la censura que no estaba de acuerdo con el arte progresista o con todo lo que significara tener una idea o pensar diferente al gobierno. Ensayando en un espacio en una casa de la cultura conocí a Yudith. Así que el rock me ha dado todo lo que amo y ese amor se lo lego hoy a mis hijos”.

¿Vivas Band es un proyecto que llevas a cabo con tus hijos?

“Si. Mis dos hijos John y Jonathan, de 12 y 13 años. Ellos me vieron tocar el bajo y crecieron escuchando el rock en casa. Desde los 4 años mi hijo mayor comenzó a interesarse por el rock y a ambos les fue picando ese “bichito” y hoy formamos la banda. A mis hijos le he enseñado a ser auténticos y sobre todo a estudiar y prepararse, respetar en lo que creen y a inclinarse por el arte. Ellos pueden tener el pelo largo y no por ello van a dejar de ser buenos estudiantes. No van a vivir jamás la censura que yo viví en Cuba, donde el rock era marginalizado y discriminado.”

Llegaste hace 16 años a los EEUU como refugiado político y has enseñado a tus hijos el amor por Cuba

“A mis hijos les cuento de Cuba. Ellos no nacieron allí, pero si se han formado una opinión propia y participan en cada una de las actividades que desarrolla la comunidad cubana de Kentucky. Ellos van conmigo a las marchas porque son defensores de la democracia y reconocen el valor de decir lo que piensan y de nacer y vivir en un país libre. Ellos solos han mostrado ese amor por Cuba, porque conocen la historia de sus padres y de sus abuelos. A esta nación le agradezco esa libertad y no me gustaría jamás ver lo que lo que yo vi en mi país.”

Precisamente cuando ves lo que hoy están logrando sus hijos, ¿en qué piensas?

“Yo siento que estoy criando hombres justos, hombres de bien en toda la dimensión de la palabra. Los voy a apoyar 100 por ciento no solo en la música también en la vida. Yo estoy orgulloso de ellos, también me siento y me sentiré orgulloso de ser rockero”.