Rostros locales: Leonardo Ronquillo, la fotografía nos hace vivir con el alma rebozada

El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad

El ojo de un fotógrafo se agudiza y llega a ver lo que otras personas no ven, ahí radica parte de esta magia. Son palabras de este reconocido fotógrafo Camagüeyano, que ya se encuentra en tierra de libertad.

Llegué en octubre de 2023 junto a mi esposa y mis dos hijos. Mi cuñada hizo los papeles para el Programa de Parole de Reunificación Familiar. Fueron cinco largos años de espera, pero por suerte, pudimos viajar de manera segura.

¿Cuándo supiste que la fotografía era tu vocación?

Desde que era un adolescente la fotografía me llamó la atención, las cámaras fotográficas eran algo mágico que soñaba tener. Con 15 años hice una alcancía para comprarme mi primera cámara fotográfica que fue una LOMO LUBITEL soviética. Aquello en mis manos fue algo grandioso y con ella quería descubrir algo interesante en los elementos que pasaban desapercibidos. Ese fue el origen y el nacimiento de mi pasión. Luego llegaron los años de la crisis cubana de los 90 y desapareció todo en Cuba, entonces me enfoqué en los estudios. Me gradué de Ingeniero Civil y Máster en Desarrollo en la Universidad de Camagüey, también de Locutor de Radio y Televisión por la Cátedra de Locución del ICRT, alcancé el 4to nivel de Inglés y estudié en la Escuela de Fotografía Creativa de la Habana (EFCH). Trabajaba en todas esas profesiones a la vez, era padre de familia, y pese a todo eso, no podía dejar de hacer fotografía, una verdadera locura, deseaba que mis días fueran de 48 horas.

¿Cuál es el estilo que te define?

Cuando comienzo a estudiar fotografía no tenía claro el estilo que me definiría. Lo primero que hice fue pasar un curso que impartió el fotógrafo y camarógrafo Gustavo Linares, a quien agradezco infinitamente la oportunidad de abrirme las puertas al conocimiento de este mundo. Luego en la EFCH, me di cuenta que en mí todo estaba cambiando y que estaba definiendo un estilo propio. Hubo una asignatura que “dio en el clavo”: Historia de la Fotografía; impartida por ese grande de las artes plásticas en Cuba, Gólgota. Él me hizo descubrir la magia que había en la visualidad de las obras de la época del Renacimiento, el Barroco. Las obras de Rembrandt desviaron mi atención hacia la forma en que trataba la luz y a pesar de que era pintura, yo deseaba que mis fotografías tuvieran ese encanto, por eso digo que mi fotografía tiene el aire de Rembrandt. Me gusta que cuando observen mis bodegones se remonten a los años de gloria de la pintura del Renacimiento y el Barroco. Mis géneros preferidos son los Bodegones o Still Life, la arquitectura, arte funerario y las bodas. Eso no significa que no incursione en otros.

¿Qué te inspira y qué te gusta expresar en tus fotos?

Para mí la inspiración es un estado emocional que llega provocado por un golpe de creatividad producto de una visión, un pensamiento o algo por el estilo. Hay veces que obtengo instantáneas de momentos como una fotografía callejera o documental, pero no es común en mí, me gusta tomarme mi tiempo. Que mis fotografías expresen ideas propias y que el espectador se cree su propia historia.

¿Dónde podemos ver una exposición online, o física de tus trabajos?

Mis obras han estado presentes en más de 20 exposiciones en Cuba y otros países como Argentina, México y España. Tengo la satisfacción de haber obtenido más de 30 premios y reconocimientos, la mayoría en Cuba, pero también en Argentina, Colombia, Filipinas, Rusia, Chipre, Gran Bretaña y Libia. Aún no he tenido la oportunidad de exponer en EEUU. En la actualidad estoy presente en una exposición en La Habana, sobre esa Habana de Lezama Lima. Además mis obras se pueden apreciar en mis redes sociales y hay algunas en la escenografía del programa de la TV cubana “Entre Recetas” y en el recién editado libro sobre Rita Longa “Forma Espacio y Luz”. Muchas imágenes en la exposición permanente del Centro de Interpretación Funerario en Camagüey fueron tomadas por mí.

Si fueras el fotografiado, ¿a quién te gustaría tener detrás de la cámara?

Si cediera a ese pedido creo que me gustaría que fuera un fotógrafo que busque algo más allá que un físico o un rostro para mostrar, tal vez un retrato con elementos conceptuales donde cada cosa en la escena cuente algo. Me viene a la mente el cubano Pablo Moreira o el brasileño Sebastián Salgado.

¿Algún proyecto futuro?

En Cuba dejé proyectos que no abandono y que se materializarán próximamente: la participación en dos libros. Quiero participar en alguna exposición acá en EEUU y llegar a círculos de las artes plásticas en Louisville. Ya he tenido contacto con artistas que lideran proyectos y me han acogido, entre ellos, dos galerías y un proyecto de fotógrafos. Espero que dé frutos en los próximos tiempos porque no es fácil para un inmigrado, hay que romper esas barreras creciéndose uno mismo; la vida es un viaje de constante ascenso.

Por Yanet KantAlma, El Kentubano (Edición 176, abril 2024)

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