Rostros locales: Oscar Romero, un estelar del beisbol cubano entre nosotros

El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad.

Corría el 4 de mayo de 1975, Oscar Romero le propina no hit no run al conjunto de Industriales en el estadio Latinoamericano, la multitud se estremece, día histórico para la pelota cubana de la mano del estelar deportista, o como lo describiera el comentarista Modesto Agüero “uno de los lanzadores más inteligentes, muy estudioso de los bateadores, con muy buen repertorio y control que ha sido y es orgullo de los camagüeyanos”.

Tiraba la recta, efectiva pero no supersónica, curva pronunciada, screwball, un buen cambio y la slider, con un gran control (solo 3.4 boletos por cada 9 entradas, como promedio). En su carrera de 17 series nacionales ganó 125 juegos y perdió 114, con 91 juegos completos, WHIP de 1.20 y PCL de 2.38. Propinó 25 lechadas, participó con otros lanzadores en 10 blanqueadas (ocupa el sexto lugar en este departamento), que comparte con el camagüeyano José “El Majá” Cruz, el santiaguero Jorge Tisset, y el pinareño Ismael Cortina.

Retirado desde hace algunos años, Romero, esta gloria del deporte cubano se estableció en la ciudad de Louisville, Kentucky, y sobre su extensa carrera en el box y como entrenador del equipo de Beisbol de la provincia de Camagüey conversa con El Kentubano.

Oscar, durante muchos años defendió la camiseta del equipo agramontino, pero usted no nació allí, ¿cierto?

Me siento camagüeyano de corazón y alma. Yo nací en Santa Clara, el 8 de noviembre de 1947, pero a la edad de 5 años me fui con mi familia a vivir a Camagüey, a la céntrica calle 20 de Mayo. Me he sentido orgulloso de portar con orgullo la camiseta de ese equipo porque allí crecí y me formé como pelotero.

¿Cuándo llega el beisbol a la vida de Oscar?

Siendo apenas un niño, recuerdo que le pedía a los Reyes Magos que me trajeran un bate, un guante y una pelota. Mi padre me lo compró, y nos íbamos para el reparto San Rafael a jugar. Mis inicios fueron bien tempranos, en el “campito de Mola”, un entrenador que formó muchos jugadores que luego estuvieron en las Series Nacionales. El “campito” era un terreno que quedaba en el antiguo Atlético de la ciudad de Camagüey y el nombre de Mola era Gabriel Adam, aunque muy pocos lo conocían por ese nombre. Con el asistí a los Primeros Juegos Escolares con el equipo de Camagüey, esa fue mi primera competencia oficial.

Usted logró llevar una carrera bien prolífica en el deporte, pues vistiendo la franela de Camagüey figura en el selecto grupo de lanzadores que ganaron más de 100 juegos en Series Nacionales

El beisbol es un deporte que se vive al máximo y desde que uno de mis entrenadores me propuso lanzar, sentí que había llegado al lugar correcto. Esa decisión me llevó a integrar el equipo Cuba que ganó los campeonatos Mundiales amateurs en los años 1970, 1971, 1972 y 1976, y que obtuvo medalla de oro en los VI y VII Juegos Panamericanos en Cali, Colombia, 1971 y México 1975.

Su actuación durante 17 Series Nacionales lo avalan como uno de los más sobresalientes serpentineros que integran el selecto grupo de ganar más de 100 juegos. Trabajó en 400 partidos, de los cuales inició 256, completó 91 y relevó en 144, para un promedio de 523. Los 125 triunfos registrados lo ubican en el lugar 45 nacionalmente empatado con otros 3 serpentineros.¿ Se retiro en la cúspide de su carrera?

Sentí que había llegado el momento de hacerlo. Luego mi entrenador me ofreció la oportunidad de integrarme como coach del equipo camagüeyano y descubrí otra de las grandes vocaciones que tengo y de la que me siento profundamente satisfecho, que ha sido formar nuevas generaciones de peloteros. Como entrenador me mantuve 27 años.

¿Qué añora del beisbol cubano?

Yo soy cubano y siempre defendí con orgullo mi país en cada actuación. Creo que mi mayor sueño sería que le dieran la oportunidad a nuestros atletas que han emigrado, muchos de los cuales se encuentran triunfando en otras partes del mundo, a ser parte del equipo Cuba, sin importar sus posiciones políticas.

Nuestro beisbol se encuentra estancado y se necesita una visión más amplia para adaptarse a los nuevos tiempos. Sé que ese es el deseo también de muchos, solo espero que un día se haga realidad.

Por Yany Díaz, El Kentubano (Edición 164, abril 2023)

Leave a Reply

Your email address will not be published.

WP Radio
WP Radio
OFFLINE LIVE