Editorial: Llega arrollando la nueva generación de kentubanos
Por Luis David Fuentes, PE (edición 175, marzo 2024)
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad.
Un nuevo grupo de jóvenes se abre camino y poco a poco toma las riendas de nuestra comunidad… Son nuestros hijos, la nueva generación de kentubanos. Muchachos nacidos aquí o que vinieron muy pequeños de nuestra patria, y que han crecido bajo el privilegio de vivir entre dos culturas, la americana y la hispana.
De la primera bebieron el idioma, el orden, y la libertad; y de la segunda, la familiaridad, el sacrificio, y el valor de las cosas materiales, para fusionar todo en una combinación única y envidiable.
Esta nueva generación de bilingües perfectos, dominantes de la tecnología actual, excelentes entendidos de las dos culturas, que llevan en sus genes la picardía criolla, el orgullo, y la “jodedera”, pero también al unísono conocen las leyes, respetan el espacio ajeno, y el buen sabor del capitalismo y la prosperidad. Para ellos no existe puerta que se resista, tienen un futuro radiante a sus pies.
Estos muchachos lo mismo juegan dominó que les encanta el fútbol americano, lo mismo disfrutan una hamburguesa McDonald’s que un tamal con 2 croquetas, devoran una crema de papa con la misma pasión que un potaje de frijoles negros, lo mismo escuchan a Taylor Swift que a Gente de Zona, lo mismo tararean una canción de rock que se despelotan al ritmo del reparto, y lo mismo saludan con un “what’s up bro” que con “acere que bola”… ¡Vaya mezcla divina!
Ya es común encontrarse a estos muchachos como puntales importantes de diferentes negocios locales, atendiendo a clientes en tiendas de departamentos, en dealers, en clínicas de salud, o en oficinas del gobierno, y en algunos -no pocos- casos son los nuevos dueños o manager de los negocios familiares de nuestra comunidad.
El tiempo no se detiene, los nuevos kentubanos ya casi toman las antorchas y vienen arrollando… Su éxito visible no solo será posible al privilegio de vivir en esta nación, sino además gracias a la educación y al sacrificio de sus padres que en sus hogares sembraron fértiles semillas de educación y valores. A ellos nuestra felicitación y respeto.
