Rostros locales: Anthony Cudina, se prepara para servir en el Cuerpo de Bomberos de Louisville
Anthony Cudina tiene apenas 19 años, pero una madurez y una convicción muy grande de servir a la comunidad que lo vio nacer. Fue esa misma determinación la que lo llevá a tomar la decisión de presentarse a la Academia para convertirse en bombero. De padres cubanos, Cudina se siente orgulloso de sus raíces y defiende la oportunidad de que más latinos decidan formar parte del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de Louisville.
Anthony, ¿Cuándo decidiste que esta era tu vocación?
Todo empezó desde que yo estaba en “high school”, me dieron ese programa como una clase y al principio no me gustaba el tema, pero después yo mismo comencé a poner atención y al final terminé interesándome mucho. Me impactó como todos mis compañeros trabajan juntos para ayudarse los unos a los otros, y algo en el corazón me dijo que eso era lo que quería para mi futuro; no lo pensé dos veces, porque hacer algo que te satisface espiritualmente jamás va a ser un trabajo.
Cuéntame, ¿fue un proceso fácil ingresar a la Academia?
No es un proceso muy largo, pero si es difícil, porque a veces las Academias no están admitiendo más personas y tienes que esperar unos meses, hasta un año, y además firmar muchos papeles, entre otros trámites. A eso se adiciona que también debes buscar alguien o a algún departamento de bomberos que te haga el patrocinio. Para mí fue un proceso largo; yo entré a la academia a los 17 años y logré que el departamento de bomberos que estaba al lado de mi escuela me patrocinara y pusiera su confianza en mí. Ellos me dieron el impulso para que yo, un joven latino, que apenas conocían, pudiera dar ese primer paso para lograr mis sueños.
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¿Cómo fue ese momento en que le comunicaste a tus padres que querías ser bombero?
Mis padres pensaron en un primer momento que no hablaba en serio, pero a pesar de los riesgos que saben que implica esta profesión se sienten muy orgullosos de que no solo me esté formando en una profesión tan noble, sino que esté encaminando mi futuro en salvar vidas. Mi familia me ha apoyado, mi madre ha visto mis entrenamientos, cómo son, y ella lo ha aceptado con el tiempo. Claro, le da miedo que algo me pase, como todas las madres tienen temor de que a sus hijos les ocurra algo. Mi hermano mayor ha sido un fundamental en este proceso y me ha alentado siempre. Pero definitivamente todos ellos han sido incondicionales.
¿Cómo es un día normal en la vida de un bombero?
La vida de bombero es complicada, cada día es diferente, pues tenemos que estar atentos por si suena la alarma de emergencia y hay que levantarse corriendo a ponerse el uniforme y montarse en los camiones a salvar vidas. Como bomberos siempre tenemos que estar alertas y apoyarnos en todas las situaciones. Aquí convivimos en situaciones difíciles en las que dejamos de ser compañeros y nos convertimos en familia.
¿Cuál ha sido el impacto de esta decisión en tu vida?
La carrera como bombero no es fácil, para ser bombero, tienes que saber que vas a enfrentar cosas que nunca te has imaginado, la verdad, debes tener la valentía para hacerlo, porque es algo muy peligroso, que cuando respondes a una emergencia, pones tú vida en riesgo para salvar a la de otros. Es mucho entrenamiento diario, yo cada vez que pienso en eso me da miedo, pero eso es lo que me mantiene alerta a todo cuando estoy con mis compañeros. Le confieso que yo no pienso cambiar de opinión porque eso es lo que quiero para mi futuro.
Hablas con gran orgullo de tus raíces, ¿Es correcto?
Yo soy cubano americano, nací aquí, pero crecí con mi cultura cubana. A pesar de no haber nacido en la Isla, siento a Cuba dentro en cada paso de mi vida. De hecho, yo no soy el primer cubano en ser bombero en esta ciudad, pero le puedo asegurar que llevo con honor el orgullo de ser cubano en esta profesión.
Por Yany Díaz (El Kentubano, edición 159, noviembre 2022)
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad…