Radamés Bello-Miranda, ejemplo de padre y empresario

Rodeado de “tres mosqueteros”, como llama a sus retoños más pequeños, inicia esta entrevista. Treinta años han pasado desde la primera vez que pisó esta tierra y quiso los azares del destino que un día llegara al Estado de Kentucky para sembrar raíces y emprender nuevos horizontes. Con muchas historias y anécdotas personales que contar, podríamos pasar horas dialogando, sin embargo, Radamés Bello-Miranda siempre regresa al mismo punto: la familia, ese elemento tan necesario para la vida de todo emigrante que abandona su patria.

Radamés hace tres décadas que llegaste desde Cuba, ¡cuando no imaginabas ni siquiera venir para este país!

Hay una historia detrás de mi llegada a este país y es que, si preguntas al Radamés de hace 30 años atrás si tenía las intenciones de echarse a la mar y venir a los Estados Unidos, te hubiera dicho que no. Hay una anécdota curiosa detrás de ese viaje y es que me encontraba en casa de unos amigos, cuando llegó uno de ellos y comentó que tenía una embarcación que, si nos queríamos ir, yo me quité mi reloj y pedí que se lo entregaran a mi madre. Estuvimos en la Base Naval de Guantánamo, pero logramos llegar a este país.

¿Y nunca has podido abrazarla nuevamente?

 Jamás la pude volver a ver físicamente o abrazarla y aunque ha sido de las decisiones más duras que he tomado, no pierdo la esperanza de volver a verla y de caminar por mi país ya libre, a pesar de llevar tantos años cada día anhelo esa libertad para mi Isla.

¿Cómo fueron esos inicios en este país?

Nos ubican en Michigan, allí dejé parte de mis raíces y logré abrirme camino y crear mi primera compañía de mantenimiento y reparación. Siempre he querido crecer por mí solo.

¿Cuándo llegas a Kentucky?

Si tuviera que definir esa decisión diría que fue de las experiencias más interesantes que me han sucedido en la vida. En el año 1999 regresaba con mi esposa y mi hija de visitar la familia en Florida y en la autopista cercana a Fern Valley el carro se rompió, no podíamos continuar el viaje y mientras llamábamos al seguro y hacíamos los arreglos necesarios, decidimos recorrer la ciudad. Por esos días se desarrollaban en Louisville las carreras de caballo. Mientras caminaba por la ciudad se acercó a mí un señor muy bien vestido y con mucha educación me dice que había visto mi camiseta con el logo y el número de mi compañía, comenzamos a conversar y hasta fumamos el tabaco que yo traía. Él me dijo que estaban buscando a alguien para su compañía y me extendió un cheque por mil dólares, si yo iba a Michigan cerraba mis trabajos y regresaba a trabajar con él. Podrías creer que eso sucede pocas veces en la vida, pero nos enamoramos de esta ciudad y algunos días después estaba de regreso con mi familia para establecernos en esta ciudad. Llegué a la oficina de ese señor Bob Rogers de Legacy Homes Corp., y le dije: “aquí estoy”. Él levantó el teléfono y llamó a su esposa y le expresó: ¿recuerdas que te dije que él iba a regresar? “Verás mi esposa, cuando le comenté de nuestro acuerdo me dijo: “Bob como te gusta regalar el dinero, ese hombre jamás va a volver” pues hoy gané una apuesta, porque yo se reconocer a los hombres y aquí estas cumpliendo tu palabra”. Así fue como llegue a este Estado.

Has logrado crecer tu compañía “All in One” en diseño y ofreces todos los servicios de construcción. ¿Cómo has logrado mantenerte en este campo durante tanto tiempo?

Realizando los trabajos con calidad, estableciendo una relación estrecha con los clientes y haciendo valer la garantía de cada uno de los proyectos que realizamos. Contando con un equipo de trabajo valioso que son más que empleados familia, uno de ellos Danny Neill lleva trabajando conmigo más de nueve años. Momentos difíciles han existido, pero como dijo un buen amigo que ya no está, Saúl García: “los hombres no se miden por las veces que caen sino por las veces que se levantan”.

¿Qué conserva Radamés de Cuba?

“El sueño de ver a mi patria libre, saber de dónde vine, hacia donde voy y quien soy. Aquí sigo con mi tabaco cubano y no paro de soñar, porque nunca perderé es ese sueño de regresar y poder llevar allí a mis hijos y nietos.”

Por Yany Díaz, El Kentubano, edición 145, Agosto 2021

Exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad…

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