Rostros locales: Tomás Aguilera, la misión altruista de un espirituano en Louisville
El Kentubano, exaltando, reconociendo, y aplaudiendo las buenas obras y a los líderes de nuestra comunidad
Como parte de su misión, durante los últimos años, El Kentubano ha reconocido a muchos de los líderes de la comunidad en Kentucky. Hemos tenido el enorme privilegio de contar en nuestras páginas la historia de hombres y mujeres que con su esfuerzo construyeron los pilares para llegar a ser lo que somos hoy. Creemos que cada obra y aporte merece el respeto y el reconocimiento. Cuando se escriba esa historia también hay que referirse al ingeniero Tomás Aguilera, quien desde los años 70 ha ayudado de una forma altruista a cada cubano que ha llegado a Kentucky.
¿Es natural de la provincia Sancti Spíritus, cierto?
Nací por cuestiones del destino y decisión de mi abuelo en La Habana, pero mi infancia transcurrió en la provincia de Sancti Spíritus, y hasta que me muera hay dos cosas que llevo conmigo: mi amor por mi familia y por Cuba, la tierra que me vio nacer.
Precisamente su historia de cómo llegó a los EEUU está indisolublemente ligada a la Operación Peter Pan.
Si, ellos no me dejaron venir con mi padre. Logré llegar en 1961 al Aeropuerto de Miami y como venía solo sin ningún familiar, en ese momento pues pude ser parte de la Operación Peter Pan y estuve bajo la tutela de las Caridades Católicas, hasta que mis padres vinieron y logramos unirnos años más tarde. Durante esos primeros años supe lo que fue sacrificarme y aprender el idioma. También vendí periódicos en mis ratos libres y durante muchos años pude dedicarme por completo a los estudios y forjarme una carrera profesional.
¿Llega a Louisville en el año 1972, pero ya en esa etapa era presidente de varias asociaciones, cierto?
Si, fui presidente de las Asociaciones de Cubanos de Kentucky, Ohio y Medio Oeste. En el 1980 tuve la oportunidad de participar, como co-coordinador, en el esfuerzo para relocalizar a la ola de cubanos que en ese momento venia llegando del Mariel. Durante esa etapa como Presidente de la Asociación de Cubanos de Louisville y con la ayuda de las familias cubanas establecidas en esta ciudad, pudimos ayudar a cientos con trabajos y albergues. Recuerdo que levantaba el teléfono y me decían: “llegó fulanito y nos movilizábamos, le buscábamos techo, comida y trabajo. Los enseñábamos a ser independientes y les mostrábamos los valores de esta gran nación. Yo tuve la oportunidad de emplear a muchos en mi empresa de construcción. Muy pocos están vivos actualmente, pero mantengo contacto con un señor y su familia, somos muy buenos amigos aquí en Louisville. También pude ayudar a varios refugiados vietnamitas que llegaron a la ciudad y que venían huyendo del comunismo.
¿Como ingeniero también ha sido parte de varios proyectos importantes?
Además de facilitar caminos de avance a los cubanos recién llegados, pude ser un voluntario por 30 años en la Asociación Benéfica “Big Brothers and Big Sisters”. Ayudé a establecer el Hispanic Council, para proveer mentores para niños de habla hispana y también ayudé en su proyecto de construcción de sus oficinas. Actualmente, estoy involucrado con la organización benéfica de St. John Center para hombres sin hogar, asistiendo para construir el nuevo edificio de oficinas y albergues para los necesitados. He estado en esta, los últimos 12 años, como voluntario y miembro de su mesa de directores.
Tomás, mucho tenemos que agradecerle porque usted con su obra ha cambiado y marcado la vida de muchas personas.
He hecho lo que me ha dictado mi corazón y esa enseñanza que me dio mi madre, una mujer maravillosa que me educó de esa forma. Bueno, aquí hay muchos cubanos que han ayudado y han recibido a todos los que escapan de la dictadura. Siempre siento orgullo que pude dar una mano para avanzar hacia el éxito de los cubanos, y mantener el afán a la libertad, el buen trabajo y la reputación de nuestro pueblo.
Por Yany Díaz, El Kentubano (Edición 148 diciembre 2021). Foto principal: Louisville Rotary Club.