Prepárese para lo inesperado con una mochila de emergencia
¿Le parece que no necesita un kit de emergencia? Según dicen las familias que lo necesitaban: piénselo bien.
Aaron y Jacqueline Pate dormían cuando a las 3:00 de la mañana los golpes incesantes de un vecino los despertaron bruscamente; una escena horrenda los recibió: las llamas invadían su vecindario acompañadas de humo denso y cenizas que provenían de un incendio forestal que había estado a muchos kilómetros cuando se acostaron a dormir.
Dice Aaron: “Agarramos las mochilas de emergencia, a los niños y al perro, nos subimos a los autos y nos fuimos”. Se refería al incendio Woolsey de rápido desplazamiento que arrasó con todo hasta llegar a 100 pies (unos 30 metros) de su casa ubicada en Westlake Village, California, en 2018.
Se trató de la temporada de incendios forestales más mortífera y destructiva de que haya registro en el estado, pero luego vinieron huracanes, tempestades de invierno y otros fenómenos atmosféricos anormales que batían récords en un lugar tras otro. Según los expertos, se espera que dichos desastres naturales ocurran con mayor frecuencia.
“Contar con un plan personal de preparativos aumenta sus probabilidades de quedar a salvo”, según un programa de capacitación del Centro Nacional de Preparación Contra Desastres de Columbia University. Según menciona, tener provisiones listas es uno de los pasos que conduce a la “resiliencia en todo tipo de emergencias”.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), recomienda juntar lo que todos los miembros de la familia necesitarían para sobrevivir durante varios días, así como los documentos importantes, en un kit que sea fácil de llevar, conocido como mochila de emergencia.
La familia Pate se dio cuenta de la importancia de estos preparativos. Según Jacqueline, “Puesto que teníamos nuestras mochilas de emergencia, no corríamos de un lado a otro buscando empacar las cosas a última hora. Contábamos con el tiempo necesario para calmar a los niños y meternos en el auto de forma segura”.
Los Pate atribuyeron la ayuda que recibieron para estar listos en caso de emergencia al hecho de ser testigos de Jehová, tanto por los recordatorios periódicos que recibían en sus reuniones de congregación como por la página de Internet de la organización, www.jw.org, donde encontraron consejos prácticos para organizar sus mochilas de emergencia.
Según manifestó Robert Hendriks III, vocero de los testigos de Jehová en Estados Unidos, “La vida es muy valiosa, por eso animamos a todos a seguir los consejos de la Biblia y tomar medidas prácticas a fin de protegernos de los peligros”.
A tan solo tres millas (4,8 kilómetros) al este de la casa de los Pate, Joseph y Chelsea San Roman, compañeros de creencia, huyeron también del incendio Woolsey con sus mochilas de emergencia. Si bien su casa quedó reducida a cenizas, Chelsea dijo que ni siquiera les pasó por la mente quedarse atrás con la esperanza de luchar contra las llamas. “De ninguna manera íbamos a poner en peligro nuestra seguridad por cosas materiales”, dijo ella, “estábamos listos a abandonarlo todo”.
En circunstancias contrarias, las mochilas de emergencia resultaron útiles como “mochilas de quedarse”.
Cuando en el mes de febrero la tempestad invernal Uri dejó a millones de residentes de Texas sin calefacción, electricidad y agua corriente, muchas mochilas de emergencia fueron utilizadas por vez primera fuera de la temporada de huracanes.
Gracias a que Dan y Rhiannon Muey, residentes del noroeste de Houston, se habían preparado de antemano, ello les permitió guarecerse en su casa durante varios días, mientras muchos de sus vecinos tuvieron que aventurarse sobre carreteras peligrosas en busca de suministros en tiendas que ya habían agotado sus existencias.
“Nuestras ‘mochilas de emergencia’ para huracanes se convirtieron en ‘mochilas de quedarse’ durante la tempestad invernal”, dice Dan, “pero qué contentos nos sentíamos por tenerlas. En lugar de hacer largas filas para conseguir lo básico, como agua potable, ya teníamos lo que nos hacía falta”.
Los kits de emergencia no son solo prácticos, sino que son valiosos en sentido emocional también.
Matthew y Daisy Gauthier, que viven en Lake Charles, Luisiana, se reúnen regularmente con sus hijas Madison, de 17 años y Sadie, de 15, a fin de revisar y reaprovisionar los suministros de emergencia de la familia. “Para nosotros no es una carga,” dice Matthew. Es tiempo de calidad que pasamos juntos. Analizamos la lista de artículos sugeridos en jw.org, y si nos hace falta algo lo agregamos”.
En el pasado mes de agosto, los esfuerzos de los Gauthier dieron sus frutos y no se sentían estresados al prepararse para evacuar ante la llegada del huracán Laura.
“De no haber empacado nuestras mochilas de emergencia de antemano, hubiese sido una lucha”, dijo Daisy. Y según asegura Madison, “mi mamá hubiera estado correteando por toda la casa llorando”.
Estar preparados resultó en que la familia Gauthier pudiese abandonar la zona antes de darse la orden de evacuar. Matthew dice que “haber tenido nuestras mochilas hizo posible que actuáramos con mayor prisa. Si hubiéramos tenido que comenzar de ceros, buscando esto y aquello, nos hubiésemos demorado muchísimo”.
Dos días después, Laura tocó tierra como tempestad mortífera Categoría 4, y sus vientos huracanados fueron los más fuertes de que se tenga registro en Luisiana en más de 150 años.
La familia Rini, también de Lake Charles, regresaron después de la tormenta y se dieron cuenta de que sus mochilas de emergencia tenían un uso práctico después del huracán.
Mientras la familia se dirigía en auto a su casa, observaron árboles vueltos añicos y torres de electricidad retorcidas. Cullen, de 13 años, expresó: “Nuestro vecindario parecía una escena tomada de una película de desastres”.
La propiedad de los Rini apenas sufrió daños menores. Aun así, no había energía eléctrica ni agua, y les esperaban largas jornadas de limpieza; pero la familia pudo usar su kit con suministros de emergencia de forma inmediata. “Cuando estábamos empacándolos con antelación, teníamos dudas sobre incluir muchos de los artículos”, admitió Ashley, la mamá. “Pero en las primeras 36 horas utilizamos más de la mitad del contenido de nuestras mochilas: dinero en efectivo para comprar gasolina, una linterna, cinta adhesiva, fósforos, insecticida en aerosol, agua, ropa adicional, pilas y tantísimas cosas más”.
En la actualidad, estas ‘mochilas listas’ ocupan un lugar de honor en la casa de los Rini: su propio estante junto a la puerta. A todo aquel que no hubiese preparado su mochila de emergencia, Arden, de 10 años, dice con tono serio: “Puedes pensar que no la vas a necesitar; pero te lo aseguro: ¡sí la vas a necesitar!”.
Pueden encontrarse sugerencias y consejos para estar preparado en caso de desastres, y organizar una mochila de emergencia, en FEMA en ready.gov y los testigos de Jehová en https://www.jw.org/es/biblioteca/revistas/despertad-2017-numero5-octubre/desastres-que-hacer-para-sobrevivir/.
Por Daniel Valcarcel, el Representante de Comunicación para los Testigos de Jehová de Louisville