Rostros locales: Un pequeño príncipe llamado David
(El Kentubano, edición 127, Febrero 2020)
David Domínguez Borges tiene seis años y un corazón de gigante. Se arremolina en la silla mientras responde cada una de las preguntas. Soy de los pocos visitantes que ha recibido. Sin embargo, la confianza y la calidez con la que responde muestran un niño comunicativo y maduro.
“Cuando sea grande quiero ser policía”, me cuenta.
¿Y porque quieres ser policía David?, le pregunto.
“Para poner en la cárcel a las personas malas. También quiero ser enfermero para cuidar a los niños como yo”.
Hace casi un año que los días para él son diferentes. Ya no asiste a la Lincoln Elementary School, pero recuerda a Miss Ritter, su maestra y a cada uno de sus amigos de clase.
Maydelena Borges no olvida el día en que sus vidas cambiaron para siempre
“A mi niño le diagnosticaron Leucemia Linfoblástica Aguda. Fue un momento difícil, sin lugar a dudas, porque nunca esperas que le suceda esto a un niño pequeño. Sin embargo, cuando asistes a las consultas o visitas los hospitales te das cuenta de que es común y hay tantos niños como mi hijo luchando como verdaderos guerreros. En todo momento mi familia ha estado aquí más del cien por ciento y el apoyo no me ha faltado. Yo sé que vamos a vencer esta batalla y gracias a Dios la evolución es favorable.”
David me muestra su aula, un pequeño espacio improvisado donde recibe sus clases en la casa.
“Aquí me siento yo y aquí mi maestra, me señala.”
¿Y te gustan las clases?, le pregunto.
“Si, pero lo que más extraño son mis amigos de mi clase. Ellos me mandan cartas”.
Me enseña uno de sus mayores tesoros, un mural que ya ocupa una pared completa de la casa. Me señala las fotos y a sus mejores amigos. Son incontables las muestras de afecto y de cariño en los dibujos, las postales y las cartas.
“Uno de mis mayores deseos es volver a mi clase. Pero yo sé que ellos me van a abrazar muy fuerte. Yo tengo que enseñarles que aquí en mi pecho tengo que cuidar el puerto.”
Un puerto subcutáneo es un catéter venoso central, se coloca debajo de la piel, generalmente en el pecho y lo utilizan para administrarle medicamentos. A inicios de la enfermedad su doctor le enseñó que ese pequeño dispositivo había que cuidarlo. Él dice que lo hace un súper héroe como Iron Man.
¿Me cuentan que te pusiste muy contento cuando viste tu foto en la revista El Kentubano?
“Mi tía me la trajo, me puse muy contento porque muchas personas van a ver mi foto. Mi mayor sueño cuando me ponga bien es visitar España, yo nací allí, quisiera jugar con mis primos”.
La vida ha puesto obstáculos enormes a esta familia. Sin embargo, poco a poco han ido sorteando las barreras y levantando corazas.
“Mi mensaje para los padres y madres que como yo han pasado o están pasando por una situación es antes que todo jamás perder esa fe tan grande que mueve montañas. ¿Hay que ser fuerte? Sí, hay que serlo. Pero todo ese esfuerzo tiene su recompensa y con el favor de Dios saldremos victoriosos, “me dice Maydelena.
Mi visita termina. Es la primera vez que para esta periodista la lección viene de un niño de seis años. Me despido de David, un pequeño inmensamente feliz y lleno del amor ya no solo de su familia, sino de toda una comunidad cubana, que cuando lea estas líneas conocerá al mismo guerrero que yo conocí. Alguna vez leí del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry: Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.
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Actualización del estado de salud de Davicito (Mayo 2021)
El pasado año, nuestra publicación realizó una exitosa campaña de ayuda económica a la familia de Davicito en donde decenas de personas de nuestra comunidad se involucraron en una tremenda muestra de solidaridad y amor al prójimo.
Desde entonces, nuestro pequeño héroe ha evolucionado muy bien al tratamiento indicado por los médicos el pasado año y recientemente Davicito recibió su última sesión de quimioterapia.
Nuestra publicación agradece nuevamente a Dios, al personal médico y a todas las personas que se han involucrado de una u otra forma en apoyar a Davicito y familia.