México lindo: Aculco, Estado de México
El Kentubano, edición 136, diciembre 2020
Por Yany Díaz, El Kentubano
Hola, amigos, llega diciembre y con el mí último destino del 2020: La ciudad de Aculco, Estado de México. Este Pueblo Mágico reside entre montañas, peñas y cascadas, donde el sol inunda de luz calles, callejones y refleja su luz en sus blancas paredes.
Sin embargo, la belleza de este pueblito no culmina en sus atracciones naturales, sino que se maximiza con su colonial arquitectura.
Aculco combina maravillas, con la magnífica arquitectura tradicional, y emprender diversas aventuras en sus atracciones naturales para practicar el campismo, el rapel o el senderismo.
Fue formado por los Otomíes, y conquistado más tarde por los Mexicas en el siglo XIV. Su nombre actual proviene de la lengua náhuatl y significa “lugar donde tuerce el agua”. En 1540 los españoles construyen la parroquia y el convento de San Jerónimo; aquí los independentistas sufren su primera gran derrota en 1810; acabada la independencia, para 1825 surge el municipio.
Se ubica a 2,400 m de altitud; posee un agradable clima de montaña; fresco, en ocasiones semifrío y subhúmedo, posee una temperatura promedio de 14º C, llueve buena parte del año. Es una sierra donde abundan lomas, sierras, valles y algunas cañadas que dan cauce a cascadas y ríos. En este lugar en el subsuelo se encuentran dos tipos de aguas la dulce y la salada.
La Cascada de la Concepción, este majestuoso cuerpo de agua se localiza en medio de un árido valle donde la naturaleza ha esculpido un cañón bordeado por columnas basálticas, que resuenan con los sonidos de la maravillosa caída de agua con 25 metros de altura.
Y gracias a la calzada de roca basáltica que acurruca a la Cascada de la Concepción, el sitio es ideal para hacer caminatas, campismo, o bien, ciclismo de montaña, el cual será aderezado por un clima espectacular, ya que, según la página oficial del Ayuntamiento de Aculco, el territorio cuenta con un clima templado la mayor parte del año; sin embargo, de noviembre a febrero las temperaturas pueden incluso ser menores a los cero grados.
Dentro del arte colonial de Aculco destacan la Parroquia y el Ex Convento de San Jerónimo, cuya “arquitectura, de imitación europea, es una muestra clara de la adaptación americana de los modelos artísticos y arquitectónicos del viejo continente”.
Además, en el patio central se puede observar un hermoso reloj de sol y en su sacristía, pinturas de grandes dimensiones como “La Última Cena de Jesucristo”, de Miguel Cabrera realizada en 1790, y el “Óleo de la Santísima Virgen de Guadalupe”.
De hecho, si eres un fanático del arte, este recinto es un destino ideal para ti, puesto que cuenta con múltiples lienzos y oleos imperdibles que datan de la época colonial.
La cocina local ofrece al visitante las enchiladas aculquenses, barbacoa, carnitas, mole; o bien escamoles, cremas, y quesos. Como postres figuran dulces de leche, jamoncillos y panadería. Como bebidas encuentras agua de frutas, curados de pulque, y diversos licores.
La compra de recuerdos es de piedra tallada como adoquines, barandales, columnas y esculturas; igualmente textiles como bordados de chales, lana, manta, y sarapes; o bien en fibras de ixtle como ayates y sombreros.
Termino mi viaje y me despido también del 2020, no sin antes preparar el itinerario de un nuevo destino para el próximo año, a otro lugar fantástico de México que bien vale la pena conocer y descubrir dentro de lo real maravilloso de esta América nuestra.
